​Alexis Tsipras ya tiene la cumbre europea que tanto quería

Grecia ha pagado un alto peaje buscando la cita.

?Alexis Tsipras este sábado en Atenas
?Alexis Tsipras ya tiene la cumbre europea que tanto quería
Afp

146 días después de levantar el puño proclamando la llegada de una nueva Europa nacida en la plaza Sintagma, casi cinco meses después de jalear a sus masas certificando la muerte de la troika, Alexis Tsipras, el primer ministro griego, ya tiene la cumbre que tanto quería. El lunes por la noche, en una reunión de extraordinaria emergencia, los 19 jefes de Estado y de gobierno del euro se reunirán en Bruselas para debatir única y exclusivamente la secular crisis griega. Tsipras ha ganado. "Es el contexto que buscábamos, llevar la discusión al nivel más alto", confesó ayer el ministro griego de Estado, Alekos Flaburaris.


Lo cierto es que tampoco hay que ser un estadista para llegar a este escenario: bastaba con decir 'no' a todo. A rechazar las propuestas de los acreedores internacionales (país del euro, FMI y BCE), a malgastar muchas horas de reuniones políticas al máximo nivel para acercar posturas o a desacreditar las reuniones del Eurogrupo (ministros de finanzas) porque la solución, de llegar, la deben establecer los mayores, los jefes. Vamos, Angela Merkel y en menor medida, el francés François Hollande.


Cinco meses después de su victoria, con un país que ha vuelto a la recesión, que ha perdido a muchos amigos europeos por el camino y ha sufrido una fuga masiva de depósitos de 40.000 millones que ha puesto al país al borde de un corralito que podría decretarse esta misma semana, Alexis Tsipras ya tiene la cumbre que anhelaba. Será el 22 de junio de 2015, un día que jamás olvidará. Serán 18 contra uno... Una de las grandes virtudes del griego es que ha conseguido unir a todos los líderes como nunca. "Ni Rusia", ironiza un diplomático."Pensar que los líderes van a modificar alguna coma del debate técnico de los ministros es ilusorio", zanja una alta fuente comunitaria. "Se acabaron los juegos. El 'juego del gallina' (dos coches y un acantilado) debe terminar. O Grecia acepta la generosa oferta de los acreedores o se encamina hacia la quiebra", advirtió el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, tras verse obligado el jueves a convocar una eurocumbre que hacía años que no se convocaba.El discurso del miedo


Allí estarán el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, el del BCE, Mario Draghi, o la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. En efecto, la "jefa de los criminales", como se presentó ella el pasado jueves ante el ministro Yanis Varoufakis, harta de tantas acusaciones procedentes desde Atenas y en especial de ese otro Tsipras. No el que habla y viene a Bruselas, sino el que jalea ante los suyos de Syriza. "Se debe restaurar un diálogo entre adultos", espetó Lagarde en Luxemburgo.


El ambiente no es el más propicio para casi nada y menos, para llegar a ese gran acuerdo político que todos quieren para acabar con la gran tragedia griega, primero, pero también para consolidar el proyecto del euro. "Es mejor no alcanzar un acuerdo que firmar uno malo", aseguraba hace un par de días un destacado alto cargo europeo a un reducido grupo de corresponsales. Es el nuevo mantra que se repite en Bruselas. Vale ya de parches y promesas que no llegan a ninguna parte. O Grecia acepta las grandes líneas de la propuesta de la troika -nuevo modelo de pensiones, superávits fiscales progresivos, ampliar la edad de jubilación...- o el país deberá enfrentarse "a lo peor".


"Nosotros no estamos presionando a nadie, son los propios griegos los que están presionando a su Gobierno retirando el dinero de sus bancos", recalca este funcionario. "Si la cumbre se ha organizado el lunes y no se ha esperado a la que se celebrará el jueves y el viernes es porque el sistema financiero no aguantará hasta finales de semana", apostilla otra fuente comunitaria.


Aquí no hay ideologías que valgan. Son números, esos que dicen que sin la ayuda de sus socios europeos, los únicos dispuestos a prestarle dinero, el Gobierno de Atenas no pagará al FMI el día 30 (1.544 millones) y lo que es peor, quizá no puede abonar las nóminas de sus empleados públicos o las pensiones. Éste es el escenario, la dura realidad que los jefes de Estado y de gobierno intentarán hacer ver a un Tsipras que confía en la magia de las madrugadas europeas, ésas en las que el acuerdo siempre se produce en el último segundo del último minuto.


"No está en juego el futuro de Grecia, sino de toda Europa", insiste una y otra vez abonando su tesis del 'no se van a atrever'. Buscan algo con que calmar a las bases de Syriza después de ver como casi todas sus líneas rojas se han difuminado. Y ese algo pasa por una reestructuración de la deuda. Tener algo con lo que ganar la batalla del relato, la misma que también deben ganar los otro 18 países ante sus contribuyentes para convencerles que merece la pena seguir dando a Grecia más dinero al margen de los 210.000 millones ya prestados.

Tsipras cree que sus socios cederán, que volverán a darle dinero sin exigir las reformas estructurales que tuvieron que sufrir Portugal, Irlanda, Chipre o España para evitar un posible tsunami de los mercados. "Podría ser un Lehman Brothers al cuadrado", viene alertando el economista Barry Eichengreen.

¿Y si al final se atreven?


El problema es que 2015 nada tiene que ver con 2012 y al menos a corto plazo, la voladura está más que controlada con el BCE inyectando liquidez como nunca. No sólo eso. Ya no hay miedo a reconocer que existen planes B, que están trabajando en escenarios tan adversos como la salida de Grecia del euro.


"Nuestro escenario preferido todavía es el de un acuerdo y aún está esa posibilidad, pero por supuesto estamos preparados para cualquier eventualidad", señaló el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. Durísimas palabras. "Hay quien cree que en Bruselas hay una persona capaz de sacar siempre un conejo de la chistera, pero esta vez no es así", apostilló Juncker temiéndose lo peor.


Lo peor... ¿Qué es lo peor? Al menos para Grecia, según su propio Banco Central, pasaría por un no acuerdo esta semana, incurrir en una 'default' (impago) con el FMI, perder la línea de emergencia del BCE y tener que decretar el corralito obligado por los acontecimientos. El 'Grexident' provocaría la creación de una divisa paralela dentro aún del euro para recibir pensiones o sueldos a través de pagarés, y el 'Grexit' traería a posteriori la salida del país de la moneda única, una decisión voluntaria porque los Tratados no contemplan la expulsión del euro de un país.


Dicho de otro modo, se habla de la propia reversibilidad del euro, del gran proyecto europeo. Si cae Grecia, quiere decir que podrían caer otros en un futuro y los mercados pueden ser muchas cosas menos comprensibles. El problema para Grecia es que todo ha derivado a tal punto de distanciamiento (formas y fondo) que hay países dispuestos a afrontar este reto de consecuencias impredecibles.