Opel presenta  en el Salón Internacional del Automóvil de París la quinta generación del Corsa, que se producirá en serie en la planta de Figueruelas a partir del próximo mes de noviembre.

El emblemático modelo de la factoría aragonesa vuelve a ser el gran protagonista de la filial europea de General Motors en un salón parisino, tal como lo fue hace 32 años, cuando de las cadenas de montaje de la fábrica de Zaragoza salían los primeros ejemplares de este coche de gran éxito. Así lo recordó en un encuentro con la prensa el presidente y consejero delegado de Opel, Karl-Thomas Neumann, quien hizo hincapié en la apuesta de futuro de la marca del rayo por los coches pequeños. Una apuesta que pasa por dotar de más atractivo a modelos como el Corsa, su 'hermano pequeño' Adam y un nuevo vehículo que la compañía diseña ya con el nombre de Karl.

Neumann elogió el buen trabajo de la planta de Figueruelas en competitividad y desempeño de sus trabajadores, claves en el respaldo del grupo a la factoría con la adjudicación del Mokka, cuya producción se comparte ya en la línea de ensamblaje del Meriva. En ese sentido, el primer ejecutivo de GM en Europa cifró en unos 900 dólares (unos 700 euros) la ganancia que la empresa obtendrá con cada Corsa de la quinta generación respecto a los beneficios que reportaban las unidades de la cuarta.

Un hecho que Neumann atribuyó a los ahorros de costes conseguidos en los últimos años, especialmente en materiales. Con las buenas expectativas que genera este Corsa, el Mokka y otros modelos de la marca, señaló también el directivo alemán, en el grupo confían que la filial europea de GM vuelva a la rentabilidad en 2016.