Uno de cada tres consumidores toma alimentos caducados

El estudio también ha comprobado el cambio en el "carro de la compra" desde la crisis.

Uno de cada tres consumidores asegura que toma alimentos que han sobrepasado la fecha de caducidad, si no han pasado muchos días, según un estudio de la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios(CEACCU) sobre los cambios en los hábitos de compra y de consumo.


En el estudio se evalúa el grado de información de los consumidores sobre determinadas cuestiones, como la posibilidad de ampliar la fecha de caducidad de los alimentos o el "falso mito" de que "no pasa nada" por consumir un alimento pasado de fecha, algo que realmente, según la confederación, puede ser "muy peligroso".


El estudio, realizado mediante encuesta a 750 familias, constata un dato "más que preocupante" para CEACCU, que uno de cada tres consumidores dice usar, "si no han pasado muchos días", los alimentos que han sobrepasado la fecha de caducidad (distinta a la de "consumo preferente") cuando deberían desecharse porque al caducar han dejado de ser seguros.


Casi todos los consumidores (el 92 %) consulta la fecha marcada en los alimentos, sin embargo existen importantes carencias a la hora de distinguir entre fecha de caducidad y de consumo preferente.


El 39 % de los encuestados no es capaz de señalar la respuesta correcta al ser preguntados por el significado de la fecha de caducidad de un alimento, que de superarse "deja de ser seguro y no debemos consumirlo".


Menos confusión hay sobre "consumo preferente" ya que sólo un 9 % marca la respuesta incorrecta.


Sin embargo, sólo una cuarta parte de los consultados es consciente de que, aunque no haya riesgo en consumir los productos que superen esta fecha, sí hay pérdida de calidad.


Sobre el impacto en los precios, el 89 % considera que es una obligación legal vender alimentos solo dentro de las fechas de consumo y no deben costar más.


El estudio también revela que la crisis económica y la caída en la renta ha modificado sustancialmente el "carro de la compra" de los españoles: el 61 por ciento se han visto obligados a modificar sus pautas para racionalizar o reducir el consumo y el gasto en alimentos.