Opinión

La subvención pública a nuevas empresas. Una posible solución

En España se ha venido dando subvenciones a las empresas por el solo hecho de constituirse, con la idea de que la mera creación de una empresa generaba empleo. En la primera parte de este artículo ya se comentaba que la subvención indiscriminada, solamente por crear una nueva empresa, no obtenía el beneficio buscado: se creaba menos empleo que el que se destruía, y además, el creado era de menor calidad. En definitiva, no todo el emprendimiento es bueno para crear empleo y, menos aún, el emprendimiento “genérico” o “tradicional” que entra en sectores con bajas barreras a la entrada y que tiene altas tasas de fracaso.


Aunque es evidente que no todas las nuevas empresas son iguales, pues unas funcionan y crean empleo y otras no, cabría plantearse si las empresas nuevas que han sido subvencionadas tienen una mayor supervivencia que las no subvencionadas.


Un artículo de las profesoras de la Universidad de Zaragoza, Alonso-Nuez y Galve- Górriz, investigó si el comportamiento de empresas recién creadas en la provincia de Zaragoza que habían obtenido alguna subvención para crearse difería, en cuanto a su supervivencia, de las nuevas empresas que no habían obtenido esa subvención. Se concluía que no existían diferencias en términos de supervivencia entre los colectivos de empresas creadas con o sin subvenciones. Es decir, el argumento de que las subvenciones son necesarias para que las empresas puedan funcionar no es válido, por cuanto las subvenciones no son determinantes de la supervivencia de la empresa.

Las claves de supervivencia

Más aún, el mencionado artículo, consistente además con la literatura científica, descubre cuáles son las claves para la supervivencia de la empresa. A los efectos de estas líneas nos centraremos en dos de ellas: una mayor proporción de fondos propios y un mayor margen medio. En otras palabras, la posibilidad de supervivencia de una empresa recién constituida aumenta cuanto más dinero destinen los socios de la empresa en proporción al dinero solicitado a los bancos, y cuanta más rentabilidad se obtenga de las ventas. Parece bastante lógico, ¿no?


Nos encontramos entonces ante una interesante situación. Por un lado están los emprendedores, quienes no disponen, en muchos casos, de los fondos necesarios para aumentar su inversión en su proyecto, y que necesitan la financiación; por otro, la Administración, que desea ayudar a la creación de empresas para generar empleo, pero que es conocedora de que la incentivación indiscriminada no cumple sus objetivos. Encontrar una manera de discernir cuáles son las nuevas empresas que van a funcionar ayudaría a enfocar de manera más directa las ayudas de la Administración y a conseguir, en consecuencia, los objetivos deseados. ¿Cómo podríamos solucionar esto?

Inversores privados

En nuestra opinión, una solución al problema la pueden aportar los inversores privados. Los inversores privados o 'business angels' pueden facilitar la conducción de las subvenciones públicas a los emprendedores. Un inversor privado aporta un filtro a los proyectos de emprendimiento. En lugar de fijarse en hechos puramente demográficos: edad, sexo, domicilio, estudios, etc. del emprendedor, un inversor privado se fija en el proyecto en sí, en el equipo que va a llevarlo a cabo, en la diferenciación de ese proyecto con los existentes (con lo que rechazaría, a priori, proyectos en sectores con bajas barreras a la entrada), en la rentabilidad… Y no solo esto, sino que además, el 'business angel' aporta contactos, gestión, estructura, experiencia y, también, fondos. Cuando un inversor privado apuesta por un proyecto, aunque no da garantías de éxito, demuestra que alguien está dispuesto a “jugarse” su propia riqueza en el negocio de un tercero. Además, al fijarse entre otras cosas en la rentabilidad del proyecto, y aportar fondos propios, el inversor está incidiendo en dos de las características que tienen las nuevas empresas que sobreviven.


Las autoridades podrían aprovechar este hecho para apoyar financieramente a las nuevas empresas que hayan obtenido la confianza de un 'business ange'l. Este sí parece un buen filtro para las subvenciones.


Pedro Mata es gerente de la Fundación Aragón Invierte