Viernes 'negro'

Los mercados españoles, acorralados

El rescate bancario español ha tenido el efecto contrario al esperado. La bolsa sufrió la mayor caída en más de dos años y la prima alcanzó cotas inusitadas.

La aprobación final del rescate bancario español ha tenido el efecto contrario al esperado en los mercados, donde la bolsa sufrió la mayor caída en más de dos años y la prima alcanzó cotas inusitadas, por encima de los 600 puntos.


La decisión del Eurogrupo no pudo amainar las dudas que existen sobre España, y que se intensificaron tras la petición de auxilio financiero por parte de la Comunidad Valenciana y por el reconocimiento del Gobierno de que España continuará en recesión en 2013


Estos factores hicieron que el coste de la deuda alcanzara al cierre el 7,26%, un nivel que muchos analistas consideran en zona de "rescate", que la prima cerrara en 610 puntos básicos y la bolsa cayera un 5,82 %.


"El mercado es complejo y tiene en cuenta muchas variables", afirmaron fuentes de Economía ante la constancia de que la aprobación de la ayuda a la banca no calmó el animo inversor.


"Hay que dar tiempo a los mercados para que retomen la confianza. Yo no prestaría atención a tan corto plazo", dijeron las mismas fuentes.


Pero lo cierto es que el desplome de los mercados coloca a España en la mirada de todos los observadores, especialmente porque los analistas consideran que un país no puede mantener durante mucho tiempo un coste de financiación tan alto como el que padece España.


Fuentes de Economía indicaron, en cualquier caso, que la situación no es preocupante y que "el coste medio de financiación sigue estando por debajo del año pasado, y cayendo ligeramente"


Pese a las turbulencias en los mercados, la banca española podrá contar a finales de este mes con el primer tramo de ayuda después de que los ministros de Finanzas de la eurozona dieran hoy su visto bueno a la ayuda de hasta 100.000 millones de euros.


En una conferencia telefónica que ha durado apenas dos horas, los dieciséis socios de España en la zona del euro han autorizado, por unanimidad, y sin modificaciones, el memorando de entendimiento que fija los términos y las condiciones de la ayuda que se destinará en los próximos 18 meses a reestructurar el sector bancario español.


El Gobierno de Rajoy firmará el documento en los próximos días, de manera que se prevé que se desembolsará antes de fin de mes un primer tramo de la ayuda y que ascenderá a 30.000 millones de euros, que se mantendrá en reserva en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para casos urgentes de recapitalización y que incluye un "colchón de seguridad" a largo plazo de 10.000 millones.


A cambio de la ayuda europea, España tendrá que cumplir 32 condiciones, principalmente para la banca que requiera capital y el sector en su conjunto, pero también tendrá que someterse "en paralelo" a una vigilancia estrecha y regular de los compromisos macroeconómicos en materia de déficit y desequilibrios.


España estará además intensamente vigilada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que dará "asistencia técnica" al programa para recapitalizar la banca española, "proveerá consejo independiente" y vigilará ese sector financiero, según detalló hoy desde Washington.


La concesión de la ayuda obligará a los bancos a someterse a un duro proceso de reestructuración, y los que no logren ser viables, deberán ser liquidados de manera ordenada.


Además, en esta reestructuración, el acuerdo suscrito por el eurogrupo obliga a repartir el coste del ajuste entre los inversores en el banco, lo que implica que los accionistas y los tenedores de deuda subordinada sufrirán pérdidas. No ocurrirá los mismo con los inversores de deuda senior.


Los bancos que reciban ayudas tendrán que sacar de su balance todos los activos problemáticos, no solo los inmobiliarios, y colocarlos en una sociedad de gestión de activos, o "banco malo".


En el ministerio de Economía se trabaja contrarreloj para tener cerrada la normativa que regulará este banco malo durante el mes de agosto.


Los planes iniciales es que toda la banca que reciba ayudas deposite sus activos problemáticos en una única sociedad. La gestión de esta sociedad será "autónoma" e independiente del Estado, como establece la UE.