ATLETISMO

Zancadas a impulso de salva

Cerca de 450 corredores disfrutaron de la carrera popular del Día de las Fuerzas Armadas en el parque de Primo de Rivera.

A los pies del monumento al rey Alfonso I El Batallador y flanqueados por un carro de combate centauro y un vehículo de exploración, cerca de 450 corredores se dieron ayer cita a las 10.00 para la disputa de la Carrera popular del Día de las Fuerzas Armadas (5,6 kilómetros), prueba organizada por la Brigada de Caballería Castillejos II, con la colaboración del Ayuntamiento de Zaragoza Deporte Municipal y MultiCaja. La cita deportiva, cuya recaudación irá destinada a un proyecto de cooperación humanitaria en Afganistán y que congregó a una amplia representación de autoridades militares, además del concejal de Deportes Manuel Blasco, se enmarca dentro de los actos que las Fuerzas Armadas vienen celebrando estos días en la capital aragonesa.


Antes de darse la salida, unos consumían los minutos previos con animadas conversaciones en pequeños corrillos y los más profesionales calentaban por las rectas del Paseo de San Sebastián, tomado estos días por las tiendas de campaña militares. Pero también hubo quien llegó con el tiempo justo y se vio obligado a trotar desde la misma puerta de su casa para llegar apurado al inicio.


Ocultos entre magnolios, los voluntarios artilleros de Aragón, Asociación Cultural Zaragoza 1808, dieron la salida con un cañonazo que debió de sonar en varias manzanas a la redonda. El estruendo del arma, reproducción de un cañón de 8 libras modelo avancarga -de los que se cargaban por delante-, lanzó a los corredores por la Avenida de los Bearneses camino del Paseo Reyes de Aragón, siguiendo el cauce del Canal Imperial.


"Estamos aquí de vedettes", comentó orgulloso uno de los voluntarios de artillería mientras posaba con los espectadores junto al cañón. "Hacéis poco ruido ¿eh?, A poco me caigo de culo", confesó sin rubor una mujer, cámara fotográfica en ristre. Algunas de las conversaciones de los espectadores se salían de las típicas tertulias en una competición deportiva: "Hay ahora una metralleta de fabricación nacional del calibre 40 que se vende como churros". Otro espectador con conocimiento de causa comentó: "Los de infantería de marina son los mimados, pero se lo ganan, ¿eh?".


Los corredores más en forma devoraron los 5,6 kilómetros del recorrido en un santiamén y enfilaron de nuevo la larga recta de llegada. Ignacio Cabal (dorsal 45) no resistió y cedió en el esprint ante el empuje del boliviano José Torrico (1050), el vencedor final. Tercero llegó Francisco Arranz. En categoría femenina, María Llorens fue la más rápida por delante de María Jesús Zorraquino. Tercera llegó María Pilar Artal. "Es un recorrido muy bonito que ya lo conocía porque solemos venir aquí a entrenar", reconoció Llorens. Por su parte, el vencedor masculino José Torrico destacó la organización de la carrera: "Es una prueba muy bien pensada, con un paisaje muy bonito y, además, había un buen nivel en la cabeza de la carrera", comentó.


Después comenzó a llegar en goteo constante el resto de corredores: los había muy relajados que entraron sonriendo y saludando a las autoridades militares presentes en la meta; otros se lamentaban por no haber dado el rendimiento esperado y miraban varias veces su cronómetro. También entraron padres de la mano de sus hijos; tres veteranos entraron en la meta cogidos de las manos. También se vieron rostros enrojecidos y piernas desfondadas... Algunos sufrieron más de la cuenta para completar el recorrido.


La fiesta deportiva concluyó con la entrega de trofeos a los primeros clasificados, una foto de familia y el posterior izado de la bandera nacional.