Desde primera hora de la tarde de ayer, lunes 7 de febrero de 2011, ya es oficial que el futbolista del Real Zaragoza, Ander Herrera, ha sido traspasado al Athletic Club de Bilbao, circunstancia que se ejecutará realmente a partir del 1 de julio, pues el jugador permanecerá en el club aragonés hasta el final del presente campeonato. La publicación de la conocida información en las páginas web de ambas entidades sirvió de rúbrica y lacre a una operación asumida en todo el orbe desde la semana pasada.

Fue, en definitiva, la confirmación de una evidencia; un gesto que nada aportaba informativamente pero que, de modo formal, ponía el punto final a uno de los momentos más relevantes del agapitismo: el traspaso, dos años después de su llegada al primer equipo, del futbolista canterano por el que más se ha apostado en el club en las últimas décadas. Una venta que estaba escrita en el destino del jugador y de la SAD desde hace infinidad de meses, pero que se ha aprontado de modo súbito a causa de los gravísimos problemas financieros que la gestión global de los dirigentes y ejecutivos, con Agapito Iglesias a la cabeza, han provocado en la línea de flotación del Real Zaragoza contemporáneo.

Ahogado por falta de liquidez desde final de 2010, el presidente se ha visto abocado a anticipar la subasta por uno de los escasos activos que posee la actual plantilla para obtener 'cash' y poder pagar con él a unos jugadores que, a 31 de diciembre, vieron como los pagarés que ese día vencían no tenían respaldo dinerario tras de sí.

Después de un mes intenso de conversaciones con el Athletic Club de Bilbao y el Villarreal (los dos equipos que entraron en la pugna por contratar al internacional sub 21), Agapito logró alcanzar un acuerdo con el cuadro bilbaíno por alrededor de 9 millones de euros de fijo más otros 2 millones en variables objetivos de futuro, basados en el número de partidos que Herrera juegue en el Athletic, los títulos que pueda lograr como rojiblanco o las veces que logre ser internacional absoluto. El club vizcaíno se ha comprometido a pagar 4 de esos millones de inmediato, en concepto de primer plazo, para dar oxígeno a las vacías arcas del cuadro aragonés y evitar el colapso total en la gestión de Agapito.

Herrera va a vivir una situación sin precedentes en la historia del Real Zaragoza, jugando casi toda la segunda vuelta de blanquillo (condición que él también expuso en el trato) cuando ya es, a todos los efectos, jugador del Athletic.