AFICIONES

Y Menno acertó el resultado

Uruguayos y holandeses residentes en Zaragoza se reunieron ayer para ver el partido que enfrentaba a sus selecciones en el Mundial.

Y Menno acertó el resultado
Y Menno acertó el resultado
LETICIA SANZ

Alas ocho y media de la tarde comenzó a sonar el 'Guillermo', el himno de Holanda, en el estadio Green Point de Ciudad del Cabo. A más de ocho mil kilómetros de distancia, en el pub Bull McCabes de la calle Cádiz de Zaragoza, una veintena de holandeses vestidos de naranja lo escuchaban entregados, hamburguesa y cerveza en mano.


Sus rivales se concentraban en la plaza del Emperador Carlos V, en el restaurante uruguayo La Mano de Pablo, propiedad del zaragocista Carlos Diogo. Unos y otros solo estaban de acuerdo en una cosa: querían que su equipo jugara la final del Mundial contra España (y ganarla, claro).


En el bando naranja, Menno Overvelde, director del Hotel Reina Petronila, apostaba a priori por una victoria para Holanda por 3 goles a 2: "Un tanto de Sneijder, otro de Robben y el tercero te lo diré según vea el partido".


Casi toda una vida en Zaragoza

Menno lleva 10 años en Zaragoza. Vivió la victoria de Holanda en la Eurocopa del 88 cuando era estudiante en su país. "En ese momento el naranja se puso de moda en Holanda, hasta entonces nunca veías a nadie vestido de ese color", recuerda. Un color que ayer inundaba el pub donde se reunía con sus paisanos para ver el partido. "He traído la toalla naranja para bañarme en la fuente de la Plaza de España si ganamos", decía Menno. Después de la victoria de su país contra la todopoderosa Brasil, los holandeses se mostraban muy optimistas, pero con moderación: "Somos los mejores subcampeones del mundo, estamos acostumbrados a jugar finales y perderlas".


Entre los uruguayos residentes en Zaragoza también se palpaba esa mezcla de euforia y precaución. "Uruguay tiene buenos jugadores, como Forlán, pero no pueden saltar al campo confiados en que van a ganar, como le pasó a Argentina frente a Alemania", afirma Enrique Barros, uruguayo que llegó a Zaragoza en enero.


Enrique es el jefe de cocina del restaurante La Mano de Pablo, y para la velada futbolística preparó comida típica de su país: pizzas, torta con harina de garbanzos... Enrique no entiende de fútbol, pero recuerda los resultados de todos los partidos que su selección ha disputado en varios mundiales y antes del comienzo apostaba por un 2 a 1 para el partido contra Holanda, con goles de Forlán y Abreu, "un jugador siempre sorprendente, como demostró con el penalti contra Ghana que lanzó al estilo Panenka".


Cuando apenas habían transcurrido 15 minutos de la primera parte, llegó el primer gol holandés. La sede naranja se venía abajo. Algo parecido a lo que ocurrió con el gol de Forlán en el minuto 40: los uruguayos, que tras el tanto 'oranje' estaban un tanto apesadumbrados, no dudaron en levantarse de un salto para celebrarlo.


Mientras pasaban los minutos y llegaban los otros dos goles de Holanda, las caras en uno y otro sitio eran muy diferentes. "El fútbol es jugar, y a veces tener suerte", decía el uruguayo Enrique. En esta ocasión, la suerte estuvo de parte de los holandeses. Y de Menno, que acertó el pronóstico.


Los aficionados holandeses minutos antes del comienzo del partido, en un pub de la calle Cádiz. Vestidos de naranja y con todo tipo de complementos, se disponían a vivir intesamente la semifinal del Mundial, confiados en la victoria de su equipo. "No sabemos cómo lo vamos a celebrar si ganamos, pero llevo la toalla naranja para bañarme en la Plaza de España", bromeaba Menno Overvelde (con gorro de trenzas, en la fila del centro).


Los uruguayos que se reunieron para apoyar a su selección, durante el descanso del partido. Con menos artilugios que los holandeses, también vivieron el partido con emoción, especialmente cuando llegó el gol de Forlán. Antes del encuentro, confiaban en sus posibilidades: "Holanda no es invencible, igual que España", decía Enrique Barros. A pesar de la derrota, les queda la esperanza de que España llegue a la final.