Aschwin Wildeboer siguió el mismo camino que Rafa Muñoz. Partía como favorito al oro y se debió conformar este martes con el bronce en la final de 100 metros espalda del Mundial de Roma. El nadador catalán fue superado por el japonés Junya Koga y el alemán Helge Meeuw. "No estoy contento por cómo he nadado", aseguró el catalán al término de la prueba.

La baja del principal favorito, el estadounidense Aaron Peiresol, campeón del mundo y olímpico de la distancia, dejaba al nadador de Sabadell de 23 años en la mejor posición para la victoria. "Él es el más fuerte aquí y depende de sí mismo", aseguró el director técnico de la Federación Luis Villanueva antes de la prueba. Sin embargo, la mala salida condenó al español, que pasó los 50 metros en cuarta posición y con un esfuerzo ímprobo logró remontar hasta el cajón con un crono de 52.64. Koga se proclamó campeón con un tiempo de 52.54. A sus 22 años, el nipón logró el primer oro de su palmarés, en el que hasta ahora sólo figuraba una séptima posición en el Mundial de 2007, disputado en Melbourne.

Wildeboer, de origen holandés, dejó de entrenarse en España tras los Juegos Olímpicos de Pekín, al quejarse de los escasos medios facilitados para prepararse. Desde entonces se ejercita en Dinamarca junto con la selección del país nórdico. Ahora ha conseguido la segunda medalla para España -sin contar la sincronizada- en estos mundiales, la séptima desde la celebración de los primeros campeonatos.

La gran sorpresa del día la protagonizó el alemán Paul Biedermann al batir al todopoderoso Michael Phelps en la final de 200 metros estilos, con récord del mundo incluido. De momento, el ocho veces campeón olímpico en Pekín sólo ha logrado en estos mundiales el oro en los relevos del 4 por 100 libres.

Por su parte, Erika Villaécija terminó quinta en la final de los 1.500 metros. Un gran puesto si se tiene en cuenta que no es su prueba preferida. La española aspira al metal en la final de 800, cuyas series comienzan este viernes.