CAI ZARAGOZA

Vuelve a casa, vuelve

El CAI, tras dos derrotas a domicilio, retorna al Príncipe Felipe donde solo ha caído ante dos grandes. Ya con Cabezas recuperado, recibe hoy a un mermado Blancos de Rueda.

Andrés Miso
Andrés Miso
PEDRO ETURA

No hay frase más típica en estas fechas que la de “vuelve a casa, vuelve”, famosa por los entrañables anuncios de una marca de turrones. Pero en el caso del CAI Zaragoza viene que ni pintada. Llega la Navidad y durante estas fiestas el conjunto aragonés regresa a su pabellón tras dos encuentros a domicilio que se saldaron con sendas derrotas. Los de Abós vuelven al abrigo de su público para resurgir, para hacerse grandes en su cancha y para disipar algunas de las dudas que ya surgen. En el Príncipe Felipe los rojillos han mostrado su mejor cara. Tres triunfos y dos derrotas ante ‘grandes’, como el Caja Laboral y el Unicaja, forman su balance. Por ello, los duelos de hoy ante el Blancos de Rueda Valladolid (19.00) y del día 29 ante el Bizkaia Bilbao Basket adquieren tinte de vitales. El CAI vuelve a casa. La mejor noticia para la familia rojilla.


Urge ganar. Esa realidad ya está grabada en la mente del equipo zaragozano. Y es que los dos tropiezos seguidos y las victorias de rivales directos por la permanencia hacen que el CAI se vea obligado a sumar antes de caer en los puestos peligrosos. Ante su público todo será más fácil frente a un equipo, el Blancos de Rueda Valladolid, que partía como adversario para evitar el descenso pero que ha arrancado con nota el curso 2010-11. Los hombres de Porfirio Fisac ocupan una sorprendente sexta plaza con ya seis triunfos en su casillero y unas muy buenas sensaciones sobre el parquet. Es verdad que llegan mermados, con las dudas de dos de sus pilares, Jason Robinson y Eulis Báez, pero el conjunto pucelano se aferra a su defensa y al trabajo colectivo para sacar los compromisos adelante.


Sin embargo, si ya se ha dicho que el CAI crece considerablemente en su pista, a su adversario de esta tarde (ojo con el cambio de horario) le ocurre lo mismo que a los rojillos, es decir, que lejos del Pisuerga sufren más de lo habitual. Los resultados así lo reflejan, ya que los de Fisac han sido capaces de derrotar a conjuntos como el DKV Joventut o el Power Electronics Valencia, pero a domicilio sólo han sido capaces de salir victoriosos de Manresa.


Ese factor debe espolear aún más si cabe al conjunto zaragozano en busca de su quinta alegría de la temporada. Además, en el aspecto psicológico la moral aragonesa crecerá enteros con el regreso a las canchas de su base internacional Carlos Cabezas. A la espera de saber cuántos minutos podrá disputar hoy el malagueño, lo que está claro es que se ha recuperado de su rotura fibrilar en el aductor y que aportará su granito de arena en el encuentro.


La presencia del director de juego devuelve al CAI_muchas cosas. Primero, un base de lujo que puede imponerse con autoridad a rivales como Stephane Dumas o Maxi Stanic; después, amplía la profundidad de banquillo zaragozana; y, por último, devuelve a una pieza importante como Andrés Miso a su posición habitual de escolta.


Pero independientemente de quién esté en la cancha, lo que debe recuperar imperiosamente el equipo de Abós es la concentración absoluta. Sus lagunas en los inicios tanto de partido como de las segundas partes le han costado ya demasiados encuentros y el CAI no puede conceder tanta ventaja a sus rivales.


Cabe esperar que el técnico y sus chicos hayan encontrado ya la solución a ese Expediente X que invade el vestuario aragonés. Sólo jugando de principio a fin con la intensidad necesaria se puede optar al triunfo.


Y más en esta ocasión, cuando el oponente es un modesto venido a más, cuyo gran poderío está en la defensa. Los vallisoletanos aprietan los dientes atrás y son el tercer equipo que menos puntos encaja de media, 70,1 por partido, únicamente por detrás del Regal Barcelona y del Real Madrid. Esos números también se deben a una de las especialidades del Blancos de Rueda, los robos. El rival de hoy del CAI recupera 9,7 balones de promedio sólo superado en esta faceta por el Cajasol.

Variedad ofensiva

Si en la retaguardia el Valladolid es temible, con el balón en las manos se puede decir que es impredecible. Algunos días son sus grandes tiradores los que brillan. Muñecas como las de Van Lacke, Diego García, Robinson o Isaac López. Sin embargo, la mayoría de encuentros son los hombres altos quienes destacan sobre el resto. Jugadores de la talla de Slaughter, Barnes o Báez sacan provecho de los balones que les llegan. Por ese motivo, centrarse en la defensa de alguno de ellos no parece la solución.


Los pucelanos llegan a Zaragoza con dos serias dudas, las de Robinson y Báez. Si son baja, la labor será mucho más cómoda para los rojillos. En caso contrario, habrá que remar de lo lindo.


Y a esa faena de remar hacia un necesario triunfo tendrán que adherirse jugadores que han ‘desaparecido’ de un tiempo a esta parte. Estiletes como Rafael Hettsheimeir debe volver por sus fueros. Se le necesita. Pero también la inspiración de Quinteros, la versatilidad de Barlow o el liderazgo de Miso. Esas son características que debe tener el conjunto si quiere aspirar a dar alegrías a los suyos.


Qué decir tiene que la agresividad defensiva debe estar presente, como ya lo ha estado en anteriores compromisos en el Príncipe Felipe. Ese es otro aspecto de obligado cumplimiento en cada una de las citas de los rojillos. Y más, teniendo en cuenta que esta vez tendrán el respaldo de una grada que hasta ahora los ha llevado en volandas. Ahora es cuando más falta les hace.


El CAI empieza a no tener margen de error y menos ante un rival que podría ser directo de aquí a no mucho tiempo. La relajación no puede existir. El CAI vuelve a casa por Navidad y el triunfo sería el mejor regalo.