ÁNGEL LAFITA

"Voy a La Coruña con la conciencia tranquila"

El aragonés vuelve hoy a La Coruña después de su polémico fichaje, que enfrentó al Zaragoza con el Dépor.

Lafita saluda a un empleado del Deportivo.
"Voy a La Coruña con la conciencia tranquila"
óSCAR PARíS/LA VOZ DE GALICIA

Después de cinco semanas de ausencia y haberse perdido siete partidos, llega a tiempo de jugar en La Coruña. Vaya casualidad.

Es para creer en el destino. Después de tanto sufrir, voy a estar apto para jugar precisamente en Riazor. Pude haber llegado bien a Bilbao, pero a mitad de semana me resentí, quizá por precipitación. Me fastidió no poder jugar contra el Athletic y el otro día frente al Madrid. Ahora creo que ya estoy en condiciones.

Además, hace falta su concurso. Las bajas han debilitado mucho al equipo y hay varios agujeros que cubrir con gente solvente.

Estoy dispuesto a ayudar al equipo en lo que haga falta. Quedan muy pocos partidos y hay que apurar la salvación. Por eso quería recuperarme lo antes posible desde hace varias semanas. Voy a dar todo hasta que el cuerpo me aguante.

En este año extraño y anómalo, solo ha pisado La Coruña para estar presente en un desagradable juicio. Jugar el partido de Riazor seguro que le genera sensaciones más agradables.

Mejor que llegue ahora, al final de la temporada, que al principio, cuando todo estaba más caliente y enrarecido. Sé que la gente lo va a vivir con expectación. Cada uno, en La Coruña, tiene su opinión sobre lo que pasó conmigo y con el Zaragoza el pasado verano. Yo vengo aquí con la conciencia tranquila porque, en todo momento, he sido honesto conmigo mismo.

Se le ve afectado.

Lo que pasó en agosto y septiembre fue un follón tremendo. De repente y sin poder hacer nada, me vi envuelto en una situación extraña que me sobrepasó y que aún colea. Todavía falta la sentencia judicial. A ver si acaba ya todo de una vez y puedo dedicarme a jugar al fútbol sin pensar en nada más.

Lotina le ha echado un capote durante la semana apoyándole y pidiendo el aplauso de la grada de Riazor para usted. Al menos, que no le insulten.

De Lotina solo puedo hablar cosas buenas. Han sido muchos los capotes que me ha echado en los últimos dos años y medio. Le tengo tantas cosas que agradecer, me ha dado tanto, que tengo que seguir correspondiéndole como siempre hice cuando estuve con él aquí en La Coruña. Creo que mi rendimiento fue tan bueno en el Deportivo gracias a él. Le aprecio mucho y me importa mucho lo que él diga y opine sobre mí y mi situación.

Hoy es otro día atípico para usted. Sus grandes amigos están en el vestuario del Deportivo, no en el del Real Zaragoza.

El roce hace el cariño y en La Coruña estuve los dos últimos años con la mayoría de los futbolistas que hay ahora en la plantilla. Y fueron dos años maravillosos para todos. Hay muy buena gente en esa caseta. En el Zaragoza, entre tantos cambios habidos en invierno y mi ausencia anterior, ya no queda nadie de mi primera etapa. Cuando yo volví en septiembre, solo conocía a Ponzio y Ewerthon. Y Ewerthon se marchó a Brasil en enero. Tengo la sensación de haber empezado de cero en mi regreso al Zaragoza.

Por el contrario, Augusto César Lendoiro, que también tendría que ser su amigo, se ha convertido en un enemigo por culpa de la guerra entre los dos clubes a cuenta de su traspaso forzado.

No creo que coincida en este viaje con el presidente del Deportivo. No suele bajar a los vestuarios. Pero, si lo veo, no tendré ningún problema en saludarle. La educación marca a las personas y yo lo saludaré con amabilidad. Y estoy seguro que por su parte ocurrirá lo mismo. No me gusta guardar rencor. Entiendo que su postura contra mí está basada en la defensa de sus intereses. Y tampoco quiero darle más vueltas a ese feo asunto.

La temporada comenzó rara para usted, ha continuado rara y va a terminar muy rara, con este fin de semana en La Coruña lleno de sentimientos encontrados.

Ya no me asusto de nada. Cada día, durante este año, me pasa algo extraño. Ha sido una temporada muy atípica para mí. En ciertos momentos, una pesadilla difícil de sobrellevar. Echo de menos la constancia que tuve en los dos años que pasé en La Coruña. Esa regularidad y esa tranquilidad mental que disfruté en el Dépor y que en Zaragoza no he hallado en ningún momento. Las lesiones tampoco me han ayudado en esta recta final, pero tengo claro que todo está relacionado en el mismo punto, aquella pretemporada tan caótica para mí. Voy a intentar acabar lo mejor posible y con el Real Zaragoza en Primera División. A partir de ahí, quiero hacer borrón y cuenta nueva en todos los aspectos.

¿Dentro o fuera del Zaragoza?

Mi intención es continuar en Zaragoza. Por eso firmé tres años de contrato. Pero sé que la continuidad de un jugador en un equipo no depende solo de él. Entran en juego otros muchos factores. Habrá que sentarse a hablar sobre las intenciones de cada uno y, si estamos de acuerdo, actuar. Pero, de entrada, mi pensamiento es triunfar en el equipo de mi tierra.

Pero usted, en esta época de crisis galopante en las arcas zaragocistas, es de los poquitos activos que tiene Agapito para obtener dinero fresco.

Puede ser. Pero eso se va de mi ámbito. Lo que opine el club lo sabré cuando acabe la temporada, dentro de pocos días.

Si marca un gol en Riazor, ¿lo va a celebrar?

No voy a celebrarlo. Por más que la gente pueda tener, en parte, una reacción hostil conmigo, yo tengo muy claro que no voy a celebrar nunca un gol aquí. El Deportivo me ha dado mucho como futbolista y he vivido dos años inolvidables en La Coruña. Creo que no debo hacerlo, no me apetece hacerlo.

¿Cómo ve las opciones de salvación del Real Zaragoza?

Ojalá hubiera acabado ya la Liga. Yo creo que ganando dos de los cuatro partidos que nos quedan estaremos salvados. Vamos a intentar que sean estos dos próximos y, entre sábado y miércoles, en cuatro días, solucionamos el inconveniente. Necesitamos dejar de sufrir cuanto antes, sin llegar al final, porque llevamos un año muy duro, demasiado movidito.

El Dépor está fundido hace días. ¿Ha hablado de esto con sus amigos del vestuario coruñés?

Hablo a menudo con muchos jugadores del Dépor, pero esta semana no lo he querido hacer. Es cierto que están de capa caída. Tienen varios lesionados, entre ellos sus tres o cuatro futbolistas más importantes. Y eso se les ha notado, como es normal. Ojalá que esta situación nos pueda ayudar mucho a nosotros porque lo necesitamos. Pero tengo claro que el Dépor se juega su prestigio, el partido es ante su gente y han declarado día de las peñas. No será sencillo ganar.