cai zaragoza 82-cajasol 78

Viento en popa

El CAI tumba al Cajasol en el debut de Cabezas en casa tras un encuentro intenso e igualado que los rojillos rompieron al final. Los de Abós optaron por un ritmo elevado y se aprovecharon del gran partido de Barlow y de los fallos rivales en momentos decisivos.

Hettsheimeir busca el aro rival con contundencia.
Viento en popa
P. E. / A PHOTO AGENCY

El Príncipe Felipe empieza a ser un fortín y el CAI Zaragoza ya navega viento en popa por la ACB. Todo un Unicaja sufrió hasta el final, el Granada sucumbió ante el barco rojillo y ayer el Cajasol, un equipo muy reforzado y llamado a estar entre los de arriba naufragó en aguas aragonesas. Y es que la dosis de moral que otorgó el triunfo en Barcelona y la llegada de Carlos Cabezas han otorgado una inesperada solidez a la embarcación zaragozana que, además, está contando con la suerte que le faltó en otras épocas. Como si realmente le empujara el viento, el cuadro de Abós planteó un duelo veloz, a la carrera y se llevó el triunfo merced a aspectos puntuales como el gran partido del australiano Barlow, los fallos del rival en momentos decisivos o la solidez, una vez más, de Hettsheimeir bajo los aros. Porque el partido fue intenso, igualado y no se resolvió hasta los instantes finales. Este alegre CAI lo tiene todo a favor y, ahora, hasta sus guarismos.


La incógnita era conocer cómo afectaría el sorprendente triunfo del Palau a los rojillos. Y la respuesta llegó rápido: muy bien. Su motivación y confianza se vieron reforzadas hace una semana y arrancaron con contundencia. La clave estaba en la mente de todos, y no era otra que cerrar el rebote y tratar de correr rápidas transiciones. Las primeras las culminó el gigantón pero veloz Hettsheimeir pillando por sorpresa a los de Plaza y la renta inicial favoreció a los locales (7-2).


Era imposible que se jugara a ese ritmo todo el encuentro y, de repente, el choque se paró. Fue momentáneamente, ya que los encargados de 'espabilarlo' de nuevo fueron el héroe del Palau Van Rossom y el visitante Ivanov con sus triples en un lado y en otro. La igualdad era continua y cada equipo utilizaba sus armas para tratar de romper el partido. Los sevillanos jugaban casi de memoria para Bullock, Urtasun o los interiores, mientras que el CAI defendía con intensidad y sumaba gracias a un inspirado Miso.


En esta ocasión, ni siquiera las rotaciones desequilibraron la contienda. Porque desde que llegó Cabezas, que ayer lo luchó todo y comenzó a apuntar de lo que puede ser capaz, Riera y Toppert se han visto relegados a un papel testimonial y de apoyo desde el banco.


El acierto en esos dos primeros cuartos fue increíble. El 48-49 al descanso hacía prever un marcador de escándalo, pero nada más lejos de la realidad. Y es que en ese segundo parcial el Cajasol vivió a base de triples, primero, con el acierto de Calloway o Kirksay, mientras que el conjunto local sobrevivía merced a un Barlow que sin hacer demasiado ruido anotaba de fuera, de dentro y reboteaba con facilidad.


El único 'pero' de Abós en esos momentos y a lo largo de los últimos partidos es la cantidad de minutos que deja sentado a su estandarte interior Hettsheimeir. Eso lo aprovechó el conjunto andaluz para anotar cerca del aro y, sobre todo, tras rebotes ofensivos de Ivanov o de Triguero. Hacía falta una reacción y con la 'rentré' de Rafael el electrónico volvió a mostrar la paridad.


Todo cambió tras el ecuador del choque. La enorme facilidad con la que se había anotado al principio reapareció en la reanudación y los fallos estaban a la orden del día, especialmente entre los de Joan Plaza que tardaron cinco minutos en estrenarse en el tercer cuarto. Pero en esos instantes los de Abós no supieron romper el duelo. Y eso que dos 'gorros' de Aguilar y un triple suyo hacían vibrar a la grada.


Pero hubo que esperar un poco más. Y mereció la pena. Una gran jugada con asistencia de Quinteros para un contundente mate de Hettsheimeir y un robo, contra y mate de Aguilar pusieron al Príncipe Felipe en pie y al CAI diez arriba. Era el momento.


Y lo hubiera sido de no ser por una defensa zonal en la que se atascó el cuadro local y un voluntarioso Satoransky que acercó al Cajasol rápidamente a seis.


El triunfo se hizo esperar


La resolución, como en todo encuentro tan parejo, habría de esperar. Todas las faltas que no le habían señalado a los locales en el tercer parcial se las empezaron a pitar en el definitivo. Además, los de Abós se mostraron tremendamente irregulares contra la zona con la que insistió Plaza y eso permitió a los sevillanos el colocarse a solo tres puntos, un enorme riesgo teniendo enfrente a 'killers' como Bullock.


Pero la fortuna se alió con un CAI que vio cómo los tiros visitantes no entraban. En buena medida porque el balón llegó a manos del ala-pívot Katelynas que se empeñó en tirar de tres sin acierto. Precisamente desde la línea de 6,75 metros encarriló Van Rossom el partido con una canasta de tres que estiraba la renta a ocho puntos a dos minutos del final.


Entonces llegó la reacción tardía del Cajasol de nuevo de la mano de Bullock y Kirksay. Y fue tardía porque el gran Hettsheimeir ya había dejado el duelo casi visto para sentencia con un 'tirito' de cinco metros y un peleado rebote que 'tumbaron' a los hispalenses y encendieron la mecha de la traca final en la fiesta rojilla.


El grupo sonreía, el público aplaudía y el marcador reflejaba la tercera victoria consecutiva del CAI. Es para celebrarlo y el vestuario derrochó alegría con el bocinazo final. No era para menos. Aunque los protagonistas mantienen la calma incluso tras un triunfo de este calado. Sus mentes ya están puestas en Fuenlabrada, una dura piedra de toque que ayer estuvo a punto de dar la sorpresa en Vitoria.


Pero esa ya será otra historia, a la que se llegará con el viento en popa, con el aire a favor y con la moral por las nubes. La ruta marcada va mucho mejor de lo esperado y la nao capitaneada por Abós mantiene el rumbo con firmeza.