TONI DOBLAS

"El vestuario está con Gay"

Es imposible asociar a Doblas con el pesimismo. Desde su bautizada titularidad y pese a la incertidumbre que rodea al club y al equipo, valora la situación y pide confianza y prudencia.

Doblas, en un entrenamiento.
"El vestuario está con Gay"
JAVIER CEBOLLADA/EFE

La lesión de Franco le ha concedido la portería: vuelta a La Romareda, regreso al fútbol de Primera División, partido abrupto? ¿Demasiadas sensaciones?

Sí, demasiados sentimientos mezclados. Al saltar al campo, recordé los momentos del año de Segunda. También ansiaba volver a jugar en Primera. Y, además, con esa responsabilidad, que no es poca, de intentar remar con mis compañeros y aportar mi grano de arena. Unos corrieron más, otros, como yo, menos, pero todos trabajamos por el equipo.


¿Jugó cómodo?

Sí. Tuve la mala fortuna de recibir un gol en propia puerta. Este tipo de jugadas es muy dura para un portero, más cuando viene de una situación que debíamos haber controlado defensivamente. Pero me sentí cómodo y bien arropado durante el partido.


Con el Zaragoza inclinado hacia el campo contrario, tuvo ocasión de salvar varios goles?

Fue una lotería, jugadas típicas de mano a mano, donde debe tenerse la suerte de pararla con lo que sea, el pie o el pecho. Salió bien y pudimos sacar un punto.


En esas ocasiones del Sporting se descifró la verdadera naturaleza del equipo: si se vuelca, se desprotege, y si se blinda, se queda corto arriba?

Sabemos lo que somos. Es como la teoría de la manta, de que si te cubres la cabeza te destapas los pies, o viceversa. Tenemos que jugar muy concentrados y con ayudas defensivas, si nos desmelenamos, aumenta el trabajo atrás.


Siempre se ha definido a sí mismo como un portero de gruesa personalidad. ¿Qué ocurrió con la reprimenda a Ander en los últimos minutos del partido ante el Sporting?

Ander es un gran amigo mío y un fenomenal jugador. Para nada estamos peleados. Tuvo una jugada en la que no le pitaron falta y nos atacaron. En la siguiente, le dio la pelota al rival sin ponerse delante. Nos montaron una contra y le dije que había que volver a defender, que el equipo se desordenaba. Es una cosa que pasó, pero del mismo modo que él puede decirme lo que sea porque entre nosotros existe una buena sintonía.


Ha entrado en el equipo por una circunstancia ajena como la lesión de Franco. ¿Lo toma como la oportunidad perfecta para agarrarse al puesto?

Yo siempre pienso en jugar, pero no voy más allá del partido a partido. Es cierto que la oportunidad me ha llegado antes de lo esperado. Los porteros suplentes debemos esperar cosas como ésta, una lesión. Pero la idea de trabajo es la misma que cuando se es reserva, trabajar con ilusión y aportando al grupo. Igual que cuando no se juega. Ahora debo mantener un buen nivel de Primera División. En esta categoría, se notan mucho las carencias si no estás capacitado.


¿Existen diferencias entre una portería de Primera o de Segunda División?

En el puesto propiamente dicho, no, pero sí que cambia mucho. La calidad de los futbolistas rivales es infinitamente superior. En Segunda, pueden crearte cuatro ocasiones de gol y no marcarte; y en Primera, con media te han marcado. Hay que jugar con mayor atención al ataque rival y a la calidad de los delanteros.


Gay está discutido y con él, en el paquete, va Nayim. ¿Los ve con la misma fuerza y entusiasmo de hace dos meses?

Yo sí. Siguen entrenando bien, haciendo todo lo posible por que el grupo esté animado, estudiando todas las cosas que nos afectan? Esto acaba de comenzar, hay que ser optimista. Estamos convencidos de que podemos ganar partidos.


¿El vestuario está con Gay?

Sí. Somos un grupo unido desde la pretemporada, pese a que han bajado los sueldos y somos una plantilla más corta. Conocemos la realidad del Real Zaragoza.


¿Es complicado aislarse del permanente clima de inestabilidad y crispación que produce el club?

Yo estoy acostumbrado. Es cuestión de que cada uno intente hacer su vida cotidiana después de entrenar o jugar con la sensación del deber cumplido.


¿Pero no le preocupa que, tanto la incertidumbre que cubre al club como los pobres resultados, generen una ansiedad que erosione demasiado pronto al grupo?

Espero que no ocurra esto. Nos hubiera gustado empezar mejor y más tranquilos, pero sabemos que esto es largo. Quien no esté preparado para la presión y jugar todos los partidos con tensión no puede estar ni en el Real Zaragoza ni en Primera División.


Al equipo se le valora más por su orgullo que por su calidad. ¿Es suficiente con la casta y el amor propio para salvarse?

Hay equipos que lo han conseguido a base de casta y carácter. Creo que tampoco somos un grupo exento de calidad, pero debemos competir al cien por cien. Debemos hacer de la casta nuestra seña de identidad.


Para eso hace falta liderazgo, ¿tiene líderes el Zaragoza?

Sí, los hay. No solo es cuestión de trabajo, sino de compañeros a los que se les respeta y se les aceptan las órdenes. Por ejemplo, Gabi, que predica con el ejemplo y corre como el que más. O Ponzio, cuyo carácter es conocido. Y alguno encubierto, fríos en el campo, pero que en el vestuario ponen los puntos sobre las íes.


¿Como quién?

Jorge López. Parece tranquilo, pero da gusto escucharlo. Ayuda mucho.