CAI ZARAGOZA

Uno menos, y a soñar

El CAI vence en Granada al colista con solvencia y deja casi sentenciado al cuadro andaluz. Con nueve triunfos la salvación está muy cerca y los rojillos podrían aspirar a algo más.

Rafael Hettsheimer protege un balón ante la presencia de jugadores del Granada.
Uno menos, y a soñar
ACB MEDIA

Sin hacer demasiado ruido, pero con una gran profesionalidad, el CAI Zaragoza casi ha asegurado ya el objetivo con el que partió la temporada en la ACB. La permanencia la tiene en el bolsillo, está tan cerca que los rojillos acumulan ya nueve victorias una vez disputadas tres jornadas únicamente de la segunda vuelta. Ayer dieron el paso definitivo en la pista del colista, el CB Granada. Los de Abós se cargaron a los andaluces. Uno menos. Y es que el conjunto de Curro Segura sigue último con sólo tres triunfos, a un mundo del CAI. Pero además de tumbar a un rival directo, los aragoneses pueden empezar a soñar. Su colchón con la zona peligrosa es tan amplio que ni siquiera asusta que ahora tenga que enfrentarse a tres equipos de Euroliga seguidos. De hecho, la ambición que exigía el técnico zaragozano ha aparecido y todos miran ya hacia arriba. Es para soñar. Además, es gratis. Mención especial en el duelo de ayer para un Andrés Miso que a pesar de jugar lesionado fue el mejor del equipo y se queda a las puertas de ser el MVP de la jornada con sus 27 de valoración.


Contra un rival herido de muerte era fundamental arrancar con plena concentración y el CAI de Abós lo hizo. Su tarjeta de presentación fue un triple de un motivadísimo (y recibido con sonora ovación) Pablo Aguilar y una canasta de Quinteros que ponía el 0-5. Pero ni ante el colista ni teniéndolo a merced se puede relajar nadie. Los rojillos lo hicieron y se vivió un duelo de parciales. Del 0-5 se pasó al 13-5 para el Granada y, de ese, al 13-20.


Los de Curro Segura parecieron revivir con la aportación de Lima al poste bajo y a la carrera siempre que robaban balones o los jugadores aragoneses erraban fáciles canastas bajo el aro. Los nervios atenazaban a los de Abós y las pérdidas les complicaban la vida. Había que pedir tiempo muerto y tras él, y completarse un parcial de 13-0 para los locales, el CAI comenzó su reacción. Un triple de Barlow paraba la sangría en un encuentro de locos y Hettsheimeir sacaba provecho de su calidad al poste y de la debilidad andaluza en la pintura.


Pero el que acabó por revolucionar la cita fue Andrés Miso. Primero de base, después de escolta, algún rato de 'tres' y de nuevo en la dirección. Su arranque del segundo parcial fue espléndido con un meritorio 2+1 que unido a un robo y a otra canasta ponía a los suyos con siete de ventaja. Eran los mejores momentos del CAI. Los de Abós se mostraban duros atrás y creativos en ataque, y la conexión Miso-Quinteros reaparecía unas semanas después.


Lo curioso es que el madrileño era capaz de lo mejor (seguir sumando de tres y asistir con maestría a Aguilar) y de lo peor, con pérdidas insólitas de balón.


La renta aragonesa fue subiendo como la espuma y llegó a los 17 puntos al descanso merced a dos triples de Toppert y Aguilar y a la guinda que puso Miso con una nueva canasta más falta.


Apenas necesitó el CAI controlar esa ventaja y dosificarla para imponerse a un rival muy 'tocado' anímicamente y con pocas armas en su haber. Sólo el joven Lima les daba algo de vida e ilusión a los granadinos, quienes se acercaron a nueve puntos tras un triple de Guerra y un dos más uno de Karl.


Pero no iba a ser suficiente para que el CAI se preocupara. De hecho Abós no llegó a pedir tiempo muerto y justo después Quinteros salía al rescate con un triple, después de muchos minutos en los que todo se cocía por dentro.


El duelo fue, por momentos, un tira y afloja. Los locales se resistían a tirar la toalla, mientras que los visitantes con un pequeño esfuerzo volvían a marcharse en el electrónico. En ese toma y daca David Barlow anotaba por dentro, aunque por el bando adversario tanto Prestes como Samb hacían lo propio.


Los andaluces llegaron a ponerse a ocho puntos, pero la puntilla llegó de la mano de otro granadino. Un triple de Aguilar y tres tiros libres posteriores sentenciaban a los de su ciudad. Con catorce puntos de diferencia y cuatro minutos por jugar el partido estaba sentenciado, finiquitado.


Con más corazón que opciones reales, el Granada se acercó ligeramente con el espectacular acierto de Coby Karl, que anotó cuatro triples consecutivos, a los que hubo que añadir uno más de Gianella. Pero ni por esas. El CAI tenía amarrada su novena alegría, es que le permite descartar a un adversario de abajo y permitirse el lujo de soñar con cotas algo más importantes. La ausencia de presión puede ayudar a lograrlas.