CAI ZARAGOZA

Únicas 20 años después

El 14 de mayo de 1990 el Banco Zaragozano se llevó contra pronóstico la Copa de la Reina de baloncesto. Algunas protagonistas recuerdan para HERALDO infinidad de anécdotas de ese logro que no se ha repetido.

Nadie daba un duro por ellas cuando se plantaron en Jerez en pleno mes de mayo de 1990. Sin embargo, y contra todo pronóstico, las componentes del Banco Zaragozano se trajeron con ellas la Copa de la Reina de baloncesto, una gesta que hasta ahora, y ya han pasado 20 años, nadie más ha repetido. Hoy precisamente se cumple ese aniversario y algunas de las protagonistas de ese hito deportivo se unieron y recordaron para HERALDO infinidad de anécdotas de aquel torneo que coronó a un equipo plagado de jugadoras de la tierra.

Allí estaba el presidente José Antonio Martín Espíldora, la entrenadora Zaga Zeravica y las jugadoras Nines Gracia, Yolanda López, Yolanda Gil y Teresa Seco. Una amplia representación en la que faltaba otra aragonesa de pro como Pilar Valero, quien se recupera de una operación reciente.

No coinciden demasiado, y de hecho el evidente embarazo de Gil pilló por sorpresa a casi todas. Pero es ponerse a recordar y es como si estuvieran de nuevo dentro del mismo vestuario. No se olvidan que fueron a la cita copera "de cenicientas. El Tintoretto (rival en semifinales) y el Masnou (en la final) eran equipos muy potentes", explicaba Zaga, quien acabó lanzada a una piscina por sus jugadoras. Cosas del deporte y de las victorias inesperadas.

Hubo que sufrir, ya que la final tuvo dos prórrogas y una clara protagonista, la argentina Karina Rodríguez, autora de 48 puntos y que parece desaparecida del mapa, ya que no tiene contacto con ninguna de ellas. Zeravica explicó que los rivales contaban con "jugadoras muy altas, pero nosotras corrimos muchos, luchamos y teníamos a Karina que era un monstruo".

"No teníamos nada que perder", rememoraba Zaga a la vez que Yolanda Gil añadía que tenían "mucha ilusión y espíritu". En su caso recordaba "el efecto Karina, que nunca más se ha vuelto a notar nada así. Fue una época fantástica, la gente nos conocía, firmábamos autógrafos...".

Pero en Jerez apenas tenían apoyo (solo el representante municipal Emilio Comín se dio cita allí) y, por eso, tal y como reconoce Martín Espíldora, contrataron "una peña con charanga y todo que nos animó desde la grada. Así conseguimos que todo el pabellón estuviera de nuestro lado".

Eso le costó dinero al presidente, pero también las típicas promesas que se hacen a las jugadoras en vísperas de un torneo en el que es muy poco probable el ganar. Ese es el caso de Yolanda García, quien se encandiló de unos pendientes y el 'presi' le dijo que si ganaban la Copa serían suyos. 22.000 pesetas de la época le costaron aquellos grandes pendientes "que todavía conservo", comentó entre risas la pívot.

Y tras la victoria, una cena por todo lo alto "y nos fuimos a la Feria del Caballo a celebrarlo", señaló Gil. "Eso vosotras, que yo no pude ir porque estaba lesionada", apuntó rápidamente Nines Gracia. Por eso se perdió "las fotos que nos sacamos con un mono que te estiraba del pelo", recordaban Seco y López.

Al día siguiente, viaje, recibimiento en el aeropuerto y recepción en el Ayuntamiento. 20 años después siguen siendo las únicas en pasar por allí con un trofeo de ese calibre, aunque el Mann Filter lo ha acariciado en alguna ocasión.

Es verdad que todo ha cambiado mucho: "Antes el baloncesto era más técnico y ahora es mucho más físico", apunta Teresa Seco, que sigue en activo en el Stadium Casablanca.

Lo que no han cambiado son las buenas costumbres de estos reencuentros, y Zaga Zeravica llevó los dulces con los que premiaba a sus jugadoras. Esta vez fueron unos riquísimos buñuelos. Hace 5 años cuando se juntaron para el 15 aniversario eran crepes. "Hasta dentro de otros 5 años", bromeaban a la salida, mientras se intercambiaban los números de teléfono. Siguen siendo únicas.