DEPORTES

Un plan para dirigir el deporte

El área de Deportes del Ayuntamiento prepara un Plan Director para conocer las necesidades y establecer inversiones

Ha concentrado sus esfuerzos el área de Deportes del Ayuntamiento de Zaragoza -la hermana pequeña de Fomento- en una iniciativa singular: un plan director del deporte 2010-2020, que quiere fotografiar la situación actual del deporte en la capital aragonesa y promover las iniciativas necesarias para su impulso. El estudio se desarrolla a lo largo de cerca de año y medio -su entrega está prevista para febrero del año que viene- y en la iniciativa el Consistorio se ha gastado 200.000 euros, que equivale al 1 por ciento de lo que destina a Deportes este año otra institución, el Gobierno de Aragón.

 

El plan tiene una ventaja notable, un sólido anclaje: en su elaboración trabaja Fernando París, cuya empresa de gestión deportiva ganó por concurso la adjudicación de la idea. Esta garantía de partida es importante.

 

No está mal, además -es una buena idea, necesaria-, realizar un análisis de situación: fijar dónde estamos, qué queremos y qué camino es preciso emprender para lograr los objetivos que a los que se aspira.

Pero también es verdad que se hacen castillos en el aire si no hay una dotación presupuestaria, si no se garantiza un mínimo de inversión para ponerle patas al plan. ¿Y quién garantiza esa inversión entre lo años 2010 y 2020?

 

No es Deportes, ni mucho menos, un área agraciada en el reparto presupuestario. Y prueba de ello ha sido la marginación que ha sufrido por parte de la Expo, incapaz de darse cuenta de los beneficios de la promoción a través del deporte.

 

Y una instalación de referencia en Zaragoza, como el nuevo estadio -cuya necesidad estará recogida, sin duda, en el Plan Director- lleva más de diez años de retraso por los intereses y las indecisiones políticas.

Importante recorte

El deporte sufre de forma impresionante el recorte en el Gobierno de Aragón. Sin ir más lejos, su proyecto estrella, el Centro Aragonés del Deporte -aquella Ciudad del Deporte que enunciaba el presidente Marcelino Iglesias- no tiene este año consignados ni cien mil euros, la mitad de lo que se gasta el Ayuntamiento en este plan director. Se han perdido acontecimientos deportivos de primer nivel -con algo más de ese dinero se hubiera salvado la Vuelta a Aragón- y tampoco puede optar Zaragoza en serio a organizar grandes eventos puntuales.

Son cuestiones, sin duda, que el plan que ahora se elabora va a detectar -es natural-; pero, ¿hay una voluntad real de solventarlos? Muchos de ellos se conocen de sobra y no ha habido inversión alguna para resolverlos. Para diagnosticar buena parte de los necesidades, no era necesario solicitar la actuación de un gestor externo: los servicios municipales también eran capaces de detectarlos. Pero no se ha intervenido.

 

A la buena voluntad le veo también un problema de fondo: la Concejalía de Fomento y Deportes acaba de presentar proyectos en los que, de acuerdo con el Fondo Estatal de Inversión Local, se destinarán alrededor de 24 millones de euros a diversos proyectos vinculados al área.

 

Las propuestas aprobadas no han precisado ningún plan director, se han presentado en menos de dos meses -como era preceptivo- y, casi con total seguridad, el desembolso será mayor que lo que el Ayuntamiento vaya a invertir en materia deportiva a lo largo de los diez años (2010-2020) para los que se ha programado el plan director.

 

Es complicado, por tanto, explicar que para inversiones que van a ser mucho menores sea preciso establecer un estudio general que no ha sido necesario para iniciativas de un desembolso impresionante -y que, en ocasiones, generan notables dudas-.

 

El nuevo Plan Director y el trabajo que ahora se quiere poner en marcha es acertado para conocer las necesidades de la ciudad. Pero se necesita una garantía política para impulsar las inversiones -algo que hasta ahora no se ha hecho- y una decisión, también política, para establecer qué papel quiere desempeñar Zaragoza en su relación con el deporte.