REAL ZARAGOZA

Un nuevo dibujo

Manolo Villanova aparca su esquema habitual y prepara un equipo con tres defensas y dos carrileros dentro de un sistema 3-3-3-1. Con ello, el técnico busca soluciones y estímulos y frenar la sangría defensiva.

La gravedad de las cosas obliga a rebuscar soluciones por todos lo medios. Un estímulo que renueve al equipo, un giro que despierte una reacción, un soplo de aire puro que esboce nuevas esperanzas... Cualquier intento sirve cuando la clasificación escupe fuego. Como la plantilla del Real Zaragoza no ofrece demasiadas salidas por sus deficiencias intrínsecas, Manolo Villanova prueba a redibujar la pizarra. Ayer ensayó con un revolucionario once que solo tiene de revolución su plasmación sobre el plano: varía el dibujo, pero se mantienen los hombres principales y vertebrales, salvo Diego Milito que dejaría su deprimida escopeta a Oliveira. La otra novedad destacable es la desaparición de Óscar después de tres actuaciones en su versión lánguida y la entrada de Pavón tras varias jornadas a oscuras.


Durante el entrenamiento de ayer, Manolo Villanova aparcó su preferencial 4-1-4-1 e inauguró un innovador 3-3-3-1, el cuarto sistema de una temporada que también ha visto rombos y el clasicismo del 4-4-2 de mediocampo lineal.


El nuevo dibujo siempre invita a lecturas ofensivas o defensivas, dependiendo de los futbolistas empleados, pero en el caso del Real Zaragoza su tendencia es nítidamente defensiva, con varios perfiles (hasta seis) de esa naturaleza, lo que permite identificar también este 3-3-3-1 como un 5-4-1. Manolo Villanova pretende detener la hemorragia defensiva, abrigar a Ayala, robustecer el centro del campo con la acumulación de hombres y ensanchar el equipo para explotar las bandas. Quiere un Zaragoza acorazado, resguardado y de fútbol directo y veloz.


Esta variación de esquema implica, como novedad sustancial, el levantamiento de una defensa de tres, dos marcadores y un líbero, protegida por otro trío de inclinación defensiva: dos carrileros de largo recorrido en las bandas y un hombre escoba.


Manolo Villanova destinó como centrales a Pavón y a Sergio Fernández, recién sanado de una lesión y en cuyo puesto también ensayó Chus Herrero, y dejó a Ayala como hombre libre, una posición que, dado su precario estado físico, le ahorrará ciertas exigencias.


Como laterales profundos y muy exigidos, jugaron Zapater por la derecha y Paredes por la izquierda, dos de los físicos en mejor estado del plantel. Y entre medio de ambos, completando la segunda línea de tres, se desenvolvió Luccin, que mantiene su rol de pivote amplio y recuperador.


Por delante, Villanova concedió libertad a Matuzalem. El brasileño se encargaría de armar los ataques, perseguir la pelota para darle respuestas coherentes y enlazar con la vertiente ofensiva del equipo. A él, según lo visto ayer, se le unirían en los flancos, de derecha a izquierda, Sergio García y Gabi, que mantendrían las funciones que venían desempeñando.


En punta, Villanova probó primero con Oliveira y después con Diego Milito, con ventaja de cara al domingo para el brasileño, una vez que las piernas y el olfato del Príncipe reclaman un descanso. Sin embargo, el percance físico sufrido al final del entrenamiento por Oliveira deja abierta esta posición.


El técnico del Real Zaragoza también trabajó con especial hincapié la presión en la salida del rival y los mecanismos de adelantamiento de la línea defensiva.


No obstante, la prueba de ayer no debe considerarse definitiva. Manolo Villanova la repetirá hoy a puerta cerrada en La Romareda y podría probar otras alternativas, como incluir a Paredes de central izquierdo y dar entrada a Juanfran como carrilero, o mantener a Óscar en la titularidad y sacar a Gabi al banquillo.