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Suben los precios, baja el atractivo

Exceptuando la temporada en Segunda, la escalada de las tarifas de los abonos ha sido constante desde la llegada de Agapito. El encarecimiento ha sido proporcional a la devaluación del equipo y de los objetivos.

Basta asomarse a los foros, compartir un café con un viejo abonado zaragocista o pasearse a las puertas de las oficinas del club. El balazo al bolsillo que ha disparado el Real Zaragoza con los precios de la campaña de abonados es tan real como las cínicas explicaciones y aclaraciones que han salido del club a través de su página web.En un mensaje que atenta contra la inteligencia del aficionado, el Real Zaragoza defiende que los precios de los abonos respecto a la temporada pasada se han congelado, una interesada verdad que solo sirve para disfrazar el subidón que afecta al 80% de los abonados que renovaron la temporada pasada. A esos bolsillos -más de 20.000 socios (de un total de 25.500)- les cuesta comprender -especialmente bajo el huracán de la crisis económica actual- el concepto de 'congelado' que maneja el Real Zaragoza. Aunque se mantienen los precios base y se facilita la financiación, buena parte de la masa de abonados del club, una enorme mayoría, pagó una cosa hace un año gracias a los descuentos que ha suprimido -como se esperaba- el club, y ahora deberá pagar una cifra muy distinta, algo así como un 33% más, hasta el punto de proyectarse los precios por encima de las tarifas fijadas hace dos temporadas, antes del descenso a Segunda División.

La evolución al alza del precio de los abonos desde que Agapito Iglesias tomó el poder del club es evidente. Como ejemplo sirve el gráfico adjunto a esta información, donde cuatro de las zonas más representantitas de La Romareda reflejan esta tendencia alcista, una escalada solo interrumpida por el descenso a Segunda División. Este encarecimiento ha seguido un ritmo proporcional a la devaluación del atractivo del equipo y sus objetivos. En este tiempo, han ocurrido tantas y variadas cosas, y tan pocas buenas, en el Real Zaragoza que nada queda del mensaje arrollador, promisorio y suntuoso con el que desembarcó Agapito en el club.

Entonces, bajo el sol del verano de 2006, con Pablo Aimar sentado a su lado, Víctor Fernández firmado para cuatro temporadas, un proyecto faraónico en mente, y alguna Liga ganada en forma de sueño, Agapito disparó los precios de los abonos. Recogió la herencia de Alfonso Soláns, e inflamó el coste del fútbol en La Romareda una media del 37%. La subida apenas hirió. Aquel Zaragoza sugería, se mostraba con encanto. Sonaba bien. El producto merecía un sacrificio y el número de abonados apenas se resintió. En zonas como Grada Sur, el precio galopó un 27%, en Tribuna Cubierta Central, un 38%, en Tribuna Preferencia, un 32%...

El Real Zaragoza justificó la renovada política de precios con dos argumentos muy razonables: por un lado, la equiparación de las tarifas a las de los clubes de tamaño semejante (los abonos del Real Zaragoza estaban entre los más baratos de España) y, por otro, el ambicioso crecimiento del proyecto deportivo, con mejores futbolistas, mayores objetivos, superiores inversiones?

Esa línea se completó una temporada después. Clasificados para Europa -objetivo oficial e ineludible en el mensaje fundador del 'agapitismo'- , el club se exigió ascender un escalón más, un salto que deberían patrocinar los fichajes de Oliveira, Ayala o Matuzalem. Los abonos se encarecieron un 10%, pero la oferta mejoraba, con un equipo seductor y un partido de UEFA incluido entre los derechos del abono.

El derrumbe del proyecto con el descenso a Segunda División marcó un paréntesis forzoso en la tendencia alcista de los precios y el Real Zaragoza aplicó una lógica rebaja de aproximadamente el 30%. Con el regreso a Primera División, se adecuaron los precios a la categoría con una subida de precios amortiguada con un descuento del 25% del que se beneficiaron los abonados al equipo en Segunda División que renovaron su fidelidad, más de 20.000 aficionados. A esta masa de abonados se le han descongelado ahora los descuentos con la correspondiente subida.

Ahora, ver al Zaragoza cuesta más que hace dos temporadas. Ahora, el objetivo marcado por el club es salvarse e intentar darle un zarpazo a la Copa del Rey. Hace dos temporadas, Europa era una obligación autoimpuesta.