ÁLVARO ARBELOA

"Somos humanos, disfrutamos y sufrimos"

Entrevista del domingo.

Arbeloa brinda en Tarabidar por el nuevo año.
"Somos humanos, disfrutamos y sufrimos"
OLIVER DUCH

Señoras y señores, apreciados lectores: cerramos esta ventana por este año con el único aragonés campeón del mundo en la actualidad. Esto es, Álvaro Arbeloa.

Dicho así... Aunque es cierto: somos campeones del mundo de fútbol y, desde luego, soy aragonés.

Después de Fernando el Católico y Perico Fernández, el único que ha gobernado el planeta.

Siento un orgullo enorme. Es un sentimiento común a toda la selección nacional de fútbol. Quizás sea el acontecimiento de la década.

De la década y del siglo, admirado Arbeloa.

Yo creo que aún no lo hemos valorado en su justa medida. Significó una alegría enorme. De lo más grande que puede ocurrirte, aunque nosotros también celebramos a lo grande la Eurocopa.

Es que la Eurocopa llegó primero. El deseo de la primera vez...

Quizás tenga razón.

El Mundial fue la única noticia alegre del año en España. Entre tanta crisis, la selección como alivio. Para que luego digan que el fútbol no reúne valores terapéuticos.

Solo cuando llegamos a España nos dimos cuenta de la verdadera repercusión del éxito en Sudáfrica. También me hizo ilusión cuando llegué a Zaragoza, y ser pregonero de las fiestas del Pilar.

Tardaron media semana en felicitarle. Fue el último campeón mundial en ser reconocido por su ciudad, por su tierra.

Por ser campeón de la Eurocopa todavía no me han felicitado. Me llamó Belloch. Que quede claro que estoy muy agradecido por todo, igual que la elección de pregonero.

Nunca es tarde si la dicha es buena...

Nací en Salamanca porque mi padre estaba trabajando en ese momento allí, pero llegué a Zaragoza con apenas tres años. Todos mis recuerdos de la infancia y juventud son de Zaragoza: vivía en la calle Uncastillo, jugaba en el parque Miraflores, iba a ver jugar al CAI Zaragoza, y al Real Zaragoza, del que incluso fui recogepelotas en La Romareda.

Se inició en los jesuitas.

Jugué en El Salvador hasta los 12 años, cuando fiché por el Real Zaragoza infantil. En el colegio también conocí a Carlota, que hoy es mi mujer y madre de mi hija Alba.

Aseguran que la clave de su éxito también reside en el respaldo familiar que ha recibido.

Por supuesto. Mis padres, Marisol y Agustín, y mis hermanos, Yago y Raúl, han sido fundamentales en esta historia. Me dijeron que tenía que estudiar, que jugara al fútbol, pero que había otras prioridades. Así fui escalando en el Zaragoza. Alcancé la internacionalidad sub 15 y luego firmé por el Real Madrid. Dejé grandes amigos en Zaragoza, como Rubén Bobed, Hervías, Lopategui, Casamayor, Pina, Obensa... Pero si no me hubiera ido, quizás no habría triunfado.

Nadie es profeta en su tierra.

Arriesgué y salió bien. Pasé por el Deportivo de La Coruña. Luego, viví una experiencia extraordinaria en Inglaterra con el Liverpool, un club enorme.

¡Guau! Escuchar en Anfield el himno 'You'll Never Walk Alone'.

Regresé al Madrid y ahí sigo.

Y ahí sigue, ejerciendo de humano entre extraterrestres.

Todos somos humanos: todos disfrutamos, todos sufrimos. Igual Cristiano Ronaldo que Xabi Alonso o yo, todos.

¡Qué mal genio tiene Mourinho!

Mourinho se vuelca con el jugador, te entiende. Por ejemplo, hoy estoy aquí con usted porque estoy sancionado y no puedo jugar ante el Levante. Me dijo que descansara con mi gente, que desconectara.

¿Pillarán al Barça?

El Barcelona está jugando sensacional, pero seguimos ahí junto a ellos. Y algún día tendrán que bajar el pistón...

Admiro su paciencia infinita para dejarse fotografiar y besar por cuantas personas se le han aproximado para felicitarle. ¿Ha pensado en ocultarse tras unas gafas de sol?

Para nada. No me supone ningún esfuerzo. Yo soy así.

Eso es, Álvaro Arbeloa es así: correcto, educado, inteligente. Por eso querría despedirme con un abrazo.

Muchas gracias por todo, Raúl.

"El Mundial quizá sea el acontecimiento de la década en España"