FRANCIA - SUDÁFRICA (16.00)

Solo un milagro evita la pesadilla

La crisis de la selección francesa, en la que ha intervenido Sarkozy, únicamente acabará si golea a Sudáfrica y sus rivales no empatan.

Francia y Sudáfrica se enfrentan en Bloemfontein como colistas del Grupo A del Mundial, pendientes de un milagro para no quedar eliminadas y no convertir el sueño en pesadilla, con la mirada fija en el México-Uruguay, en el que un empate clasifica a las dos selecciones americanas.


Francia y Sudáfrica tienen un punto y sus rivales cuatro, por lo que solo una circunstancia improbable puede suponer la clasificación de uno de los dos equipos para los octavos de final.


Lo cierto es que ambos llegan al encuentro con problemas. El de Francia se llama Nicolas Anelka, despedido de la selección por insultar a su técnico Raymond Domenech; el de Sudáfrica es el de quedarse fuera del torneo antes de los octavos de final, algo que nunca antes le había ocurrido al país anfitrión.


Francia todavía no ha marcado en el Mundial y su bagaje se reduce a un empate con Uruguay (0-0) y a una derrota contra México (0-2). A sus números, el equipo francés, vigente subcampeón mundial, añade un fútbol de muy baja calidad, por lo que sus argumentos para lograr una goleada ante Sudáfrica que le permita seguir en el torneo son mínimos.


En Sudáfrica se vive un ambiente de apoyo a los "bafana bafana" por parte de dirigentes empresariales y responsables de la organización del torneo, que han presionado al equipo para que haga un buen papel, con independencia del escenario en que se va a desarrollar el partido. La única baja del equipo sudafricano es la del portero Itumeleng Khune, que fue expulsado en el partido ante Uruguay.


Por lo que respecta a Francia, la selección vive el peor ambiente de todas las que participan en el torneo, que se precipitó negativamente con la exclusión del equipo de Nicolas Anelka. Todo ello, unido a la mala imagen del juego francés, las pocas posibilidades de clasificación y a la relación que la plantilla guarda con el técnico Raymond Domenech, han creado una situación insostenible en el ambiente de la delegación francesa. Futbolísticamente, Francia ofrece más garantías como equipo, pero el estado de ánimo de sus jugadores será determinante para el desarrollo del partido en el que se producirá la más que probable despedida.


Sarkozy tuvo que intervenir

Tal es la situación que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha tomado cartas en el asunto de la grave crisis por la que atraviesa la selección. La ministra de Sanidad, Juventud y Deportes, Roselyne Bachelot, presente en la concentración francesa, declaró que Sarkozy le había pedido que se quedara en Sudáfrica para tratar de apaciguar la situación. "Tanto él como yo tomamos la medida de la indignación de los franceses y apelamos a la dignidad y la responsabilidad", manifestó la emisaria gubernamental, que convocó una reunión con el presidente de la federación gala, Jean-Pierre Escalettes, el capitán del equipo, Patrice Evra, y el seleccionador Domenech.


El Ejecutivo de París anunció que no quedarán sin consecuencias los insultos de Anelka, el plantón de los jugadores al entrenamiento del domingo y el fiasco deportivo. "La necesaria investigación, la haremos en cuanto vuelvan a nuestro país", adelantó Bachelot. Fuentes del entorno presidencial reconocieron que Sarkozy está preocupado por la mala imagen internacional brindada y pusieron el acento en que los miembros de la selección tienen un "deber de ejemplaridad con millones de jóvenes que los observan".