CAI ZARAGOZA

Sentimientos encontrados en un duelo melancólico

Una pista históricamente maldita, un granadino con el CAI, dos ex rojillos en el 'cebé' y dos contrincantes que tienen el mismo objetivo: la permanencia

Si hay una pista que dé mal fario a los aficionados zaragozanos al baloncesto esa es la de Granada. Es verdad que en la última visita del CAI a esta cancha salió victorioso, pero sobre ese parquet eñl antiguo CAI perdió una final de Copa del Rey y el nuevo desperdició su primera oportunidad de llegar a la elite en un 'play off' para el olvido. Esa es una de las muchas anécdotas que acumula este duelo entre andaluces y zaragozanos.


Porque además de la cancha, el morbo viene ya dado por tratarse de un encuentro entre dos aspirantes a la salvación. En situaciones bien distintas, pero tanto el CAI como el CB Granada son rivales directos por la permanencia. Por eso este partido es de los que valen doble, por lo que suma el vencedor y lo que impide sumar al perdedor.


Y si se repasa el 'roster' de unos y otros las conexiones son continuas. En el lado aragonés hay un granadino que dio sus primeros pasos en la mejor liga de Europa defendiendo los colores del equipo de su ciudad. Muy querido, pero hoy muy temido, Pablo Aguilar quiere ganar o ganar.

Los aragoneses quieren vencer, aunque si se logra dolería un poco por dos personas que habrá en el lado opuesto de la pista, un entrenador y un jugador. Ambos han pertenecido al CAI y ahora luchan por el Granada. El técnico Curro Segura, el que consiguiera el primer ascenso rojillo, trata ahora de salvar al conjunto de su tierra, ya que también es granadino. No lo tiene fácil, pero al menos ha firmado una campaña más que le garantiza trabajo el año próximo.


El otro, Roberto Guerra, salió por la puerta de atrás del CAI, pero guarda buenos recuerdos de Zaragoza Él también tiene ante si una nueva oportunidad tras su importante lesión en la rodilla. En el 'cebé' ha encontrado su hueco y puede demostrar que sigue siendo más que válido para esto del baloncesto.


Todos se desearán suerte, pero sólo unos la tendrán.