FASE DE ASCENSO A SEGUNDA B

Sello a la gesta

La Muela acaricia el ascenso. Hoy recibe al Cerceda en el encuentro de vuelta. En la ida, los de Larraz empataron (2-2).

Alejadas de la Primera División, del bostezo prescindible de los primeros días del Mundial de Sudáfrica, también existen gestas. Gestas que no percibimos en estéreo, hombradas mudas, heroicidades anónimas, enterradas en la clandestinidad del fútbol aficionado. La gesta en la regional aragonesa la ha apadrinado a lo largo de todo el curso La Muela, otrora municipio floreciente y desde hace poco más de un año foco de toda la corrupción asociada a la 'operación Molinos'.La Muela además del epicentro de la 'operación Molinos' es el nombre de un joven club de fútbol, de menos de una década de vida. Comenzaron desde abajo, desde la Segunda Regional. En cinco años treparon hasta la Tercera División sostenidos por un extraordinario respaldo económico y por los sólidos conocimientos de Víctor Pinilla y Javier Blasco. Pinilla, además de hermano de la alcaldesa, ha desarrollado una notable carrera deportiva en la regional, donde no es ningún recién llegado. Blasco también se ha labrado una merecido prestigio como director deportivo.

Así, con dineros y notables técnicos e instalaciones, La Muela se estrenó la pasada temporada en la fase de ascenso a Segunda B. Cayó en primera ronda, eliminada por el potente Mirandés. La afición era escasa, pero en el club se apreciaba un vigor extraordinario. Sin embargo, la detención de la alcaldesa lo paralizó casi todo en La Muela. El conflicto en La Muela en ningún caso nació en su club de fútbol, pero lo sufrió en sus carnes. La Muela dejó de ser el edén. El presupuesto del actual curso se redujo de forma extraordinaria respecto al pasado ejercicio. Sin dinero y con el acoso mediático que gravita sobre la localidad, La Muela no era candidato a nada. La supervivencia en busca de tiempos mejores aparecía como única meta.

La idea de Javi Blasco

En estas, a mediados del verano pasado, Javier Blasco pensó en Emilio Larraz como entrenador. Todos los favoritos, todos los poderosos (Teruel, Real Zaragoza, Ejea, Monzón y Andorra) ya habían construido sus plantillas. Larraz aceptó el reto. Sin dinero, con los jugadores que nadie había querido, comenzó a edificar su equipo. En el primer encuentro oficial, en el primer cruce de la Copa Federación, no pudo ni completar el acta. Al final, reunió un plantel aceptable al que le ha extraído un rendimiento sencillamente sensacional.

Sin delanteros, con un lateral izquierdo que habia dejado el fútbol (Iván Martínez) de palomero, con otro defensa (Fonsi) de artillero mayor, con una decena de jornaleros del fútbol, ha llamado a la puerta del ascenso a la Segunda División B. Yacen en los arcenes del camino el Marino y el Constancia de Inca, clubes que multiplican su presupuesto. Ahora solo resta el Cerceda, club que ya debería estar eliminado si el árbitro de la ida no hubiera atracado a los aragoneses en La Coruña. Contra eso también se quiere rebelar La Muela, el gran transgresor. Nadie ha hecho más que ellos para ascender a la Segunda B. Hoy esperan conseguirlo.