MONTAÑISMO

Sebastián Álvaro: "Había que jugar la partida"

Sebastián Álvaro, coordinador del rescate de óscar pérez en el Latok II. El director de 'Al filo de lo imposible' fue el enlace con Peña Guara, la administración paquistaní y la embajada española en el operativo que se creó para intentar sacar este verano con vida del Karakorum al montañero de Tramacastilla

Sebastián Álvaro, en una imagen de archivo durante una de sus numerosas expediciones.
Sebastián Álvaro: "Había que jugar la partida"
HERALDO

Sebastián Álvaro (Madrid, 1950) fue este mes de agosto en Pakistán uno de los principales enlaces de Peña Guara en todo el operativo de rescate de Óscar Pérez, el montañero de Tramacastilla que se quedó atrapado en el Latok II, en el Karakorum. El director de 'Al filo de lo imposible' regresó el pasado miércoles a España. Llegó del Nanga Parbat y con otra proeza en su haber; acaba de batir con Ramón Morillas el récord mundial de altitud en paramotor.

 

Ha pasado poco más de un mes de la desaparición de Óscar Pérez en el Latok II ¿qué sensación tiene de todo lo que ocurrió?

De tristeza, no puede haber otra después de una historia como esa. Pero es que la vida y el deporte al que nos dedicamos es así. Yo llevo 27 años en la aventura extrema y en estos años he perdido del orden de unos 27 ó 28 amigos cercanos. Cuando llevas 27 años y la media es una estadística fiable, pues sabes que si te dedicas a escalar grandes montañas o a volar en condiciones muy duras o a explorar regiones polares o desconocidas, el nivel de riesgo que tienes es muy alto.

 

¿Cree que accidentes como el del montañero de Tramacastilla, en agosto, con todo lo que se escribió sobre lo que ocurrió y el operativo de rescate que se movilizó, acercó el alpinismo a la sociedad?

Lo que ocurre en agosto es que no juegan ni el Real Madrid ni el Barcelona, y entonces los periódicos están más ávidos de noticias. De todas formas, siempre los accidentes de montaña han sido cubiertos de forma masiva por los medios de comunicación que luego olvidan otros sucesos tan reseñables como el hecho de que ahora mismo, por ejemplo, tenga a tres buenos amigos en el corredor norte del Everest, el corredor Horbein, en estilo alpino y con lo puesto. Esto es una hazaña deportiva y de aventura de primer orden. Y seguramente, tanto si lo hacen como si no lo hacen, va a pasar inadvertido. Lo que sí creo es que este tipo de cosas (el operativo de rescate de Óscar Pérez) sirven para mostrar un aspecto del alpinismo que tiene que ver, a pesar de la desgracia y de la tristeza, con lo mejor que tenemos como sociedad; nuestro carácter de ser solidarios. Y también nos recuerda para nuestra desgracia nuestra vulnerabilidad, que somos seres pequeñitos, humildes y mortales. No deja de ser una desgracia, pero también una lección que conviene no olvidar.

 

En España, con el accidente de Óscar nos quedó la sensación de que si la burocracia hubiera sido más rápida se hubiera ganado algún día vital para su rescate. ¿Cómo se puede entender en Occidente la mentalidad de esa parte de Asia?

Lo que hay que hacer es viajar. El viaje es una fuente de conocimiento y cualquiera que haya estado en la India, China o Pakistán ya sabe a qué me refiero. Pero en este caso más aún. Recuerdo que hablé con Lorenzo Ortas (vicepresidente de Peña Guara), el día 9 (de agosto, un día después de que Álvaro Novellón diera el aviso del accidente de su compañero de cordada) por la noche y estaba a 6 horas de la zona. Es decir como si estuviera en Gerona y tuviera que ir a Madrid, cuando estaba tan solo a 130 kilómetros de Novellón, pero no había forma de ir en menos de 6 horas. El 10 por la mañana me puse en marcha y ese mismo día ya volaron los dos primeros helicópteros, que no nos sirvieron de mucho porque por problemas técnicos no pudieron aterrizar. Pero claro, desde que bajó Álvaro y localizaron a alguien pasaron cuatro días. Ese tiempo en un accidente de este tipo es un mundo y no teníamos margen para jugar la partida. Sabía desde el principio que era una partida que teníamos perdida, pero la obligación moral era jugarla, por Óscar, por su familia, por Peña Guara y por la sociedad española.

 

Peña Guara apuesta por activar un plan de emergencias y evitar trámites burocráticos en los países del Himalaya para ganar tiempo en los rescates. Reconocen que para hacerlo realidad será dentro de muchos años ¿Lo ve factible?

Yo creo que a día de hoy es imposible. Se nos olvida en ocasiones el lugar en el que estamos. El mundo, los medios y la sociedad en la India, China, Nepal y Pakistán van a un nivel distinto que en Europa. Pero no solo son los rescates de montaña, también en lo que son los hospitales, los restaurantes, las infraestructuras? Pasarán muchos años antes de que lleguen a donde estamos nosotros. Pero es que además en esos lugares, que queremos que sigan manteniéndose vírgenes, porque son las últimas parcelas del Globo que no han sido ni contaminadas, ni ensuciadas, ni globalizadas ni domesticadas, la naturaleza no es que sea grande como puede ser en los Pirineos o en los Alpes es que las montañas y la naturaleza en el Himalaya son grandiosas, inhumanas, están por encima de nuestras posibilidades. Y cualquier tipo de rescate allí no es que sea más difícil es que, a día de hoy, muchos de ellos son imposibles. Mantener helicópteros, por ejemplo, que hagan rescates por encima de 5.000 metros es una labor que a día de hoy es prácticamente imposible. Tener equipos aclimatados todo el año a altitud es una utopía. Creo que eso es la servidumbre y la grandeza de seguir escalando en el Himalaya. Estas son las reglas del juego que uno debe saber cuando va allí; que las posibilidades de socorro son prácticamente nulas.

 

El uso de las nuevas tecnologías implica que se den más llamadas de socorro desde el Himalaya o desde otras grandes cordilleras por montañeros accidentados. ¿El efecto perverso es 'allanar' la montaña a escaladores de menor nivel que el requerido para subir los grandes picos?

No debería ser así. Recuerdo que hace unos años, por un rescate de montaña, Reinhold Mesner dijo una frase muy polémica, que levantó una gran polvareda en Italia y que yo suscribo: "Hay alpinistas que han cambiado el conocimiento y el coraje por un móvil". Lo que yo deseo es que no sea así, pero que todo el mundo lleve el móvil, porque tenemos unos servicios de rescate en España y en las regiones alpinas de Europa que funcionan muy bien. Un teléfono te puede salvar la vida, pero no hay que descuidar el resto. Y el resto es que cuando estamos en montaña nos debemos a nosotros solos, y nuestra mayor seguridad es nuestro compañero y el equipo, el conocimiento y la prudencia. Pero no hay que descuidar lo anterior y confiar en que vengan a sacarnos.