BRUESA 77-67 CAI ZARAGOZA

Se le apagó la luz

Tras un buen inicio y el dominio durante muchos minutos, el CAI, sin Victoriano, se quedó sin ideas al final y cedió ante el Bruesa.

Cuando todo hacía pensar que el CAI podía alcanzar su quinto triunfo, el segundo a domicilio de este año, al equipo de Curro Segura se le apagó la luz. Se quedó sin ideas en ataque, perdió intensidad en defensa y dejó que el Bruesa donostiarra se librara de un golpe durísimo. En un horrible cuarto final, los aragoneses, sin un Victoriano al que se echó de menos durante bastantes fases, tiraron por tierra un buen inicio que les llevó a dominar el choque durante muchos instantes. Pero esos diez fatídicos minutos (con un parcial de 31-17) fueron demasiado para un conjunto que sigue sin mantener su nivel durante un partido entero, continúa fallando incomprensiblemente tiros libres (ayer diez) y en el que los altibajos tanto colectivos como individuales siguen siendo demasiado comunes. Otro palo. Pero este más duro que otros, puesto que se acarició el éxito y la oscuridad hizo que se dejara escapar.


Lucas, como era lógico después de verlo cojear en la previa, no jugó y quedó todo en las manos de un Green que esta vez volvió a ofrecer su cara de base inexperto, visceral y poco consciente de lo que se juega en cada balón. Sus aciertos en el tiro combinan una y otra vez con imprecisiones. Aunque tampoco hay que centrar la derrota en él, ni mucho menos, ya que el americano por lo menos lo intentó, anotó, pero no supo tener la calma necesaria en momentos vitales.


Todo tras un buen inicio. Después de unos minutos de correcalles en el que los balones perdidos eran la tónica general, el CAI se puso las pilas en defensa, forzó los errores del Bruesa y puso el encuentro rápidamente de cara. La contundencia de un Garcés que demuestra partido a partido que puede dar mucho si se lo propone, y el incansable trabajo de Guerra defendiendo bien a Panko y ayudando en el rebote eran los argumentos rojillos.


Si en ese momento el que aparece o, mejor dicho, reaparece es Quinteros tras dos malos partidos pues la balanza se desnivela del lado de los de Segura. El escolta argentino anotó nueve puntos en ese primer parcial y permitió que los rojillos se escaparan hasta por once puntos recién arrancado el segundo cuarto. Todo pintaba bien, incluso Starosta apretaba a Doblas bajo los aros, aunque dos faltas rápidas lo devolvieron al banquillo.


Sin embargo, el conjunto vasco se jugaba demasiado, dadas sus dos únicas victorias en Liga. Y ya que los actores principales estaban bien 'tapados' por el CAI tuvo que ser el base Bojan Popovic el que asumiera los galones que le dio Pablo Laso. Comenzó a masacrar la canasta aragonesa desde fuera o en penetraciones y, además de sacarle los colores a Green con el balón en las manos, lo logró desquiciar con su defensa. Aparecieron los fallos del americano y de un Lewis desconocido para equilibrar la contienda. Fueron momentos en los que la dinámica pedía un mayor control del ritmo del partido, cierta calma en ataque y posesiones largas buscando la mejor opción. Cosas que suele dar un Victoriano que ayer no estaba. Bueno sí, animando sin parar desde el banquillo.


Y no solo se igualó el marcador, sino que un triple de Isaac López nada más reanudarse el juego puso por delante a los locales. Era como un toque de atención, un recordatorio al CAI de que si no mantiene la agresividad, la entrega y la actividad está abajo en el electrónico en un 'pis-pas'.


Lo peor estaba por llegar. Porque mientras primero Garcés y después Starosta se mostraban sólidos en la pintura (aunque fallones en el tiro) en el puesto de cinco, los 'cuatros' ayer parecían no enterarse. Lewis estaba desaparecido en combate y DP no fue ni de lejos el revulsivo del pasado miércoles. Con ese panorama y aprovechando los minutos de más que le concedió la lesión de Roe, el veterano Bernard Hopkins puso los cimientos del triunfo guipuzcoano. Se abrió, se distanció de su marcador y sacó a relucir su buena muñeca. Varios triples suyos pusieron en marcha a un público hasta entonces bastante adormecido.


Esos puntos del ala-pívot enturbiaban el futuro más próximo, pero lo que daba casi más miedo era ver cómo el CAI solo era capaz de anotar con acciones personales, por no decir individualistas, bien de Quinteros o bien de Green. Eso sí, eran los que mantenían con vida al cuadro zaragozano.

Desastre en los minutos decisivos


El partido se perdió al final, en el último cuarto, un horrible parcial en el que de inicio Curro Segura se olvidó de Guerra. Los cuatro minutos que estuvo en el banco fueron gloria para un Panko que había pasado inadvertido y entonces comenzó a anotar sin oposición. Un parcial de 10-1 demostraba el error rojillo (56-51). Pero no sería el único de un equipo que se quedó sin luz. Al contrario que su rival que en el mismo momento en el que la plaza de Illumbe se iluminaba con los primeros rayos de sol del día, comenzaron a ver muy claras sus opciones de victoria.


Todo era más fácil para ellos porque el CAI se quedó sin ideas en ataque, no movió el balón, solo se la jugaban Green o Quinteros, mientras, por ejemplo Pérez había salido para intentar algún triple salvador. A esas posesiones densas, densísimas hubo que unirle algunos desajustes atrás para que a falta de minuto y medio estuviera todo perdido, ya que el carrusel de tiros libres tampoco iba a favorecer a los rojillos.


Vaya oportunidad perdida. De las que se recuerdan, especialmente, por ser ante un rival directo.

 

Ficha técnica

Bruesa GBC 77 - 67 CAI Zaragoza


Plaza de toros de Illumbe

(7.150 espectadores)

Bruesa GBC:  Úriz (3), Sánchez (0), Panko (13), Hopkins (21) y Marconato (5) -cinco inicial-, Popovic (17), López (11), Andrade (0), Doblas (7) y Roe (0).

CAI Zaragoza: Green (21), Quinteros (19), Guerra (7), Lewis (4) y Garcés (7) -cinco inicial-, Lescano (0), Pérez (4), Starosta (5) y Phillip (0). Parciales: 14-21, 18-12, 14-17 y 31-17. Árbitros: Amorós, Murgui y Pérez Niz. Eliminaron por cinco faltas al jugador local Popovic.