CAI BALONMANO

Se alza el telón naranja

El conjunto aragonés inicia la pretemporada con novedades en el banquillo y en la pista

Nueva temporada, nuevos retos, nuevas ilusiones. Hasta aquí, todo normal: palabras propias del primer día de pretemporada en cualquier equipo de cualquier deporte. Además, nuevo entrenador y muchos jugadores nuevos, premisas estas últimas que condicionan y enfatizan la profunda renovación que ha sufrido el CAI Aragón durante el verano. Adiós a los nombres, al equipo ilusionante que tan acertadamente supo vender Ricardo Arregui. Llega un nuevo tiempo. Menos refulgencia. Está por ver, pero se intuye mayor agresividad, robustez, rapidez y solvencia defensiva. Se han marchado los mayores goleadores del conjunto. Desde luego, el colectivo se ha construido a imagen y semejanza de Mariano Ortega. El problema de elaborar un equipo con clones de Ortega reside esencialmente en que escasean los clones de Ortega. No abundan profesionales con esa ética laboral. Yo, desde luego, no conozco ninguno. Eso sí, el Ortega jugador ya se ha retirado. Y apenas nada tienen que ver las capacidades que se requieren para jugar con las que se necesitan para entrenar. He aquí la incertidumbre, las claves por despejar de esta nueva etapa que ayer arrancó. Tal y cómo está la Asobal, en la que sólo el Barça y el Valladolid han mejorado sus plantillas respecto al anterior curso, probablemente el CAI Aragón crecerá. Entre otras cosas, porque resulta bastante complicado hacerlo peor que la pasada temporada, en la que cayó hasta la octava plaza.

 

El plantel ha sufrido novedades sustanciales. Las últimas sucedieron ayer: Dalibor Doder fue traspasado al Reale Ademar, y Felipe Borges también se desvinculó ayer del CAI Aragón. Su destino puede ser la liga francesa o alemana. Con estas bajas, el conjunto naranja pierde a su tercer y cuarto máximo goleador, respectivamente. Además, semanas atrás se despidió su máximo artillero, Hussein Zaky. Ninguno de los fichajes llega con la vitola de goleador. Sólo Ivan Stankovic permanece como auténtica referencia ofensiva. "Tendremos que trabajar al máximo para hacer gol. Estoy convencido de que tenemos gol. En la plantilla hay buenos lanzadores", rebatió Ortega. También se marcharon Stian Vatne, Alfredo Sorrentino y Víctor Álvarez, hombres que dejaron impronta de profesionalidad. Se marcharon, esencialmente, porque finalizaban sus contratos, no porque su actitud o aptitud fuera inferior a otros que continúan. Desde luego, en estos momentos, con un único central en la plantilla (Larsson), Víctor Álvarez vendría muy bien. Y su alegría vital, mucho más, en un colectivo marcado por la seriedad.

Rostros nuevos

Añoranza del pasado al margen, la necesidad del cambio la determinaron los pobres registros del pasado curso. Llega un nuevo portero, Iñaki Malumbres. Por fin, un portero al lado de Pablo. En un colectivo con una clarísima filosofía defensiva, su aporte puede ser determinante. También aparecen caras nuevas en el lateral izquierdo: Koch-Hansen y Grebenar. Son jóvenes. Tienen hambre. Mariano incorpora material maleable, que asimila su mensaje. A poco bien que les salgan las cosas, van a hacer un papelón. También llega Larsson para portar la brújula. A Ortega le gustán los centrales que muevan. Doder lanza mejor que mueve. De ahora en adelante, hablaremos de Larsson. Ojalá se lesione menos veces que el año pasado, que ya estamos hartos de contar penas. También se incorpora Jorge Maqueda. Buen brazo zurdo y buena defensa. Sobre todo, debe apretar para que Stankovic alcance el rol dominante que debe asumir en este grupo. Stojanovic cierra la nómina de incorporaciones. Fichaje defensivo. Un cuchillo en el 5-1. En ataque, el año pasado dejó una notable anotación desde el punto de penalti, punto débil en el CAI Aragón. Esta última alta, obra y gracia de Ortega. En el resto, a Mainer hay que adjudicarle un elevado porcentaje de la autoría.

 

También hay que hablar de los que siguen. Desde luego, no son tan malos como la clasificación del anterior curso denota. Una cuarta temporada a las órdenes de un mismo técnico (en este caso, Veroljub Kosovac) quizá propició que se abandonaran a la monotonía. La suposición también adquiere forma de fantástica coartada. Desde luego, la coartada se marchó en el mismo avión que Kos viajó a Billund rumbo a Skjern. El que no entienda el mensaje, me temo que tiene los días contados en el CAI Aragón. Ayer no sólo se alzó el telón a una nueva temporada, sino a un nuevo tiempo en el club aragonés.