REAL ZARAGOZA

Roberto apunta al cambio

La crisis de rendimiento de Juan Pablo Carrizo asfalta el camino para el relevo en la portería en el choque ante el Getafe.

A Carrizo le pulverizaron los oídos los pitidos de La Romareda del pasado domingo y eso parece construir una denuncia insalvable para el portero argentino. Sus minutos y su crédito como arquero del Real Zaragoza se han agotado y los escudos en los que guarecerse han desaparecido.


Carrizo ha entrado en ese punto que devora a los porteros en forma de contagiosa desconfianza. Dice ser un hombre fuerte, capaz de convertir los silbidos en aplausos, pero ese discurso suena como el eco, se repite desde hace varias semanas. A Carrizo lo han engullido sus reincidentes errores y esa cadena de fallos, siempre en el caso de la portería, contiene la amenaza de extenderse como un incendio a otras zonas sensibles del equipo, como la defensa.


No le han faltado oportunidades al argentino a lo largo de una temporada en la que cuesta encontrar detalles positivos. Carrizo ha restado más que sumado, ha cometido temeridades fatales y apenas se le recuerdan acciones salvadoras, motivos y momentos con verdadero valor añadido. Por eso, la sombra que desde hace un mes proyecta desde el banquillo Roberto Jiménez engorda de tamaño esta semana.


Ante el Getafe, puede llegar ese 'sorpasso' en la portería. El relevo lo justifica la inseguridad de Carrizo en los últimos tiempos. Ante Sevilla y Valladolid tragó por arriba, y frente al Sporting, por abajo. Antes, falló ante Racing de Santander, Barça, Atlético? la colección de horrores es preocupante, especialmente en las alturas y en las colocaciones, deficiencias técnicas que en un equipo permanentemente acosado como el Real Zaragoza han multiplicado su transparencia.


Todo esto ha asfaltado el camino de Roberto Jiménez hacia la titularidad. Prestado por el Atlético tras el despido de López Vallejo, su papel en el Zaragoza apuntaba a secundario de Carrizo hasta junio. El argentino era la gran apuesta del club para la portería y las opciones de Roberto eran reducidas. Pero el fracaso de Carrizo le abre la puerta.


De entrada, aparte de los deméritos de su competidor, Roberto ha empujado con insistencia en los entrenamientos con un trabajo impecable. Sus condiciones físicas son idóneas para la portería. Su 1,95 de estatura y sus 80 kilos de peso lo convierten en un guardameta dominador en los balones aéreos -la gran pesadilla de Carrizo- y ágil en las distancias cortas.


De confirmarse el relevo en la portería del Real Zaragoza, Roberto volvería a jugar esta temporada tras participar en cuatro partidos contra el Atlético de Madrid. Con Sergio Asenjo en la Copa del Mundo sub 20, jugó tres partidos de Liga (5-2 perdió ante el Barcelona y empató 2-2 ante Almería y Valencia) y uno de Liga de Campeones contra el Oporto, donde se lesionó y emergió la figura de David de Gea, cuya irrupción consumió sus opciones de jugar en el Atlético.


Con 24 años recién cumplidos, Roberto persigue en el Real Zaragoza la oportunidad de confirmarse como portero de Primera División tras su fallido paso la temporada pasada en el Recreativo.


Las lesiones y el buen nivel de Asier Riesgo apenas le permitieron jugar dos partidos en Copa del Rey. Antes había ejercido a préstamo y a un buen nivel en el Nástic de Tarragona, en Segunda División, donde alcanzó la selección sub 21.


Cuando fichó a Asenjo, el Atlético, pese a su escasa participación en Huelva, lo recompró por algo más de un millón de euros. La idea era que secundara a Asenjo. Pero apareció De Gea y el Zaragoza le abrió un hueco. Ahora a Roberto le llega la hora.