REAL ZARAGOZA

Pulso entre los palos

Doblas y Leo Franco parten de cero en la pelea por la demarcación más abierta del equipo.

Alcolea detiene un balón ante la mirada de Doblas, el preparador Insausti y, al fondo, Leo Franco.
Pulso entre los palos
SANTIAGO RGUEZ.

La portería del Real Zaragoza ha poseído a lo largo de los últimos años el poder salvaje de una incineradora. Pocos guardametas han sobrevivido con una indudable continuidad a los vientos críticos que azotan el puesto en La Romareda. Ahí, la demarcación es sensible, quema, y los palos proyectan una sombra depredadora. Apenas Láinez o César Sánchez se estabilizaron más o menos en el lugar, aunque siempre sin forjarse grandes trayectorias. Carrizo y su constante propensión a la tragada fue la última víctima y Roberto la última ensoñación.

Al portero arrebatado por el Benfica nadie le miró con recelo. Cayó de pie entre los palos y su rendimiento y, sobre todo su edad, anunciaban un portero a largo plazo. Suponía una presa obligada. El mercado acabó con esa aspiración y obligó al club a agitar el mundo de la portería. Toni Doblas y Leo Franco, por riguroso orden de aterrizaje, fueron los elegidos como guardianes del arco del Real Zaragoza. Dos porteros nuevos, un doble estreno, circunstancia que, por poco habitual, abre un desafío en el puesto. La portería es la demarcación más abierta del equipo y niega titularidades anticipadas. "Los dos porteros parten de cero. Doblas viene de Segunda División, pero posee experiencia en Primera con el Betis. Deberá competirle el puesto a Leo Franco", apunta José Aurelio Gay, el entrenador.

Los primeros días de trabajo siguiendo el mapa de ejercicios de Mikel Insausti, preparador de porteros, impide aún las conclusiones. La calidad fluirá conforme se acumulen horas al sol y partidos de verdad. De momento, el pulso transita dentro de las coordenadas del colaboracionismo, la estrecha sintonía y una atmósfera afable, es decir, dentro de la profesionalidad natural. Es frecuente observar a Doblas y Leo Franco -y por supuesto al joven Pablo Alcolea- alentarse, elogiarse y retarse en el abanico de ensayos y ejercicios preparado por Insausti. Tanto Doblas como Franco, integrado en el grupo desde el primer día, conocen cómo funcionan estos combates y hacia dónde deben apuntar los guantes. "Tenía muy buenas referencias de Toni como persona y como portero. Nuestra competencia será muy leal y muy sana", confirma Franco. Le acompaña Doblas: "Cuando un equipo ficha dos porteros, todos partimos de cero. Será una sana competencia".

Habla Doblas de la experiencia, de manoplas desgastadas y pantalones raídos. Y de respeto ante los rivales. Si algo une a ambos porteros son las líneas de sus currículos. Toda una garantía para el equipo. Con 33 años, Leo Franco acumula 301 partidos en Primera entre sus etapas en el Mallorca y el Atlético de Madrid, 5 internacionalidades con Argentina, incluyendo una participación en la Copa del Mundo de Alemania 2006, experiencias en la Liga de Campeones y en la UEFA? También es notable el recorrido vital de Doblas, de 30 años: casi 80 partidos en Primera con el Betis, duelos en Liga de Campeones y la ventaja de conocer la plaza, Zaragoza y su portería? Ambos circulan dentro del intervalo de edad óptimo de los porteros, y, pese a los registros radicalmente diferentes de sus perfiles, ambos comparten ciertas semejanzas. Especialmente dos: sus abundantes conceptos tácticos y un carácter torrencial. Tanto Doblas como Franco están en continua comunicación con la defensa. Hablan, indican, ordenan, advierten, transmiten personalidad. También saben interpretar el juego y, por eso, suelen operar como porteros avanzados. Pero, sobre todo, defienden cualidades distintas. Franco es corpulento, formado por 188 longilíneos centímetros, ideales para apoderarse del juego aéreo. Su academicismo argentino lo convierte en un portero técnico y desafiante en el uno contra uno. Mientras que Doblas, 1,84 de altura, es electricidad entre los palos, rapidez, agilidad, osadía y reflejos. Son las armas de cada uno en esta carrera hacia la titularidad, las bases de este pulso entre los palos.