MUNDIAL DE BALONCESTO

Prueba de fuego ante Lituania

España debe corroborar su mejoría frente al conjunto báltico (20.00, La Sexta).

La selección española de baloncesto disputa hoy (20.00, La Sexta) ante Lituania un importante partido, en la tercera jornada de la fase de clasificación del Mundial de Turquía, en el que además de la victoria debe buscar desarrollar su propia identidad como equipo y confirmar que está en el buen camino.

Tras perder ante Francia y ganar a Nueva Zelanda, la selección española se debate entre las malas sensaciones que tuvieron en el debut y la mejoría que experimentó ante los 'all blacks'.

Todos los jugadores son conscientes de que hay que jugar rápido y defender con pasión, aunque el seleccionador, Sergio Scariolo, ha hecho hincapié en que la "defensa y el ataque siempre están vinculados, pero la defensa es nuestra gasolina, la defensa para robar un balón y poder correr y la defensa que obliga a un mal tiro del rival y que facilita que cojamos un rebote".

Pero éste no es el único punto importante para el juego de España, sino que en ataque hay que jugar con soltura, con alegría y con ese puntito de improvisación que hace al equipo español imprevisible.

Lituania es una selección con entidad, altura y calidad que se aglutina en torno a Linas Kleiza, un alero alto que puede jugar por dentro y por fuera gracias a su altura y calidad y a la que ya ganamos en el pasado Europeo y en el partido de preparación que ambas jugaron en Madrid.

La selección española está en la misma situación que en el pasado Europeo de Polonia, aunque "la diferencia entre el año pasado y éste en una situación similar es la experiencia. Hay equipos físicamente superiores y tenemos que tener concentración y atención para saber como jugarles. Debemos reforzarnos en confianza y concentración", apuntó Scariolo.

Todos los jugadores están en perfecta forma, salvo los habituales golpes de los partidos anteriores, y todos están concienciados que desde la concentración defensiva deben obtener la ventaja que les permita correr, jugar y tener esa alegría innata de su juego.

La victoria, además de ratificar que se ha encontrado el buen camino, serviría para aumentar la moral, confianza y autoestima, que tan necesarias serán cuando llegue la fase decisiva en Estabul con los cruces de octavos de final.