CAI ZARAGOZA 89-75 CB GRANADA

Primer paso hacia la salvación

El CAI logró su primera y obligada alegría ante un rival directo como el CB Granada. La intensa defensa y el gran acierto en los triples fueron claves en el triunfo de los de Abós.

Andrés Miso se eleva ante la defensa granadina para lanzar a canasta.
Primer paso hacia la salvación
TONI GALáN / A PHOTO AGENCY

La permanencia, el único objetivo del CAI Zaragoza para esta temporada, está un paso más cerca, una victoria más próxima. El conjunto aragonés se estrenó por fin en la tercera jornada y sumó su primer triunfo de la campaña, una de esas alegrías que valen doble, puesto que no solo se ganó sino que se derrotó a uno de esos rivales directos con los que hasta el 'average' es importante en estos duelos. Además, lo hizo sin sufrimiento, con cierta solvencia, mostrando una buena solidez defensiva, variedad ofensiva, un espectacular acierto desde la línea de tres y con sus pilares brillando con luz propia. Mención especial merece un completo Paolo Quinteros que guió a los suyos ante un rival que ofreció bastantes facilidades. El primer paso está dado, y con lo que costó hace dos años sumar victorias, cada una hay que valorarla en su justa medida.

Fue la mejor manera posible de cerrar los festejos locales, con una alegría ante la parroquia zaragozana, que dos semanas antes se había quedado con la miel en los labios. Pero esta vez no había lugar al error. El CAI se jugaba mucho y saltó a la cancha convencido de sus posibilidades. Y eso que en el inicio el cuadro de Trifón Poch estaba más lúcido que el de Abós y los andaluces tomaron una ligera ventaja en el marcador.

Pero los rojillos, a lo suyo. Es decir, a luchar cada balón. Solo el sorprendente acierto de Kurz desde el perímetro impedía que los locales tomaran el mando, algo que se produjo cuando el conjunto aragonés sacó a relucir su versatilidad ofensiva. Ahora jugaban un dentro-fuera de libro, después una transición rápida, un poco después una penetración de Quinteros que doblaba el balón para brindarle la canasta a uno de sus pivots... Así da gusto, y más al mirar el electrónico y ver que favorece a los rojillos.

Pero como el propio Abós reconoce tras los encuentros, al equipo le falta mucho por mejorar. Y un aspecto que sigue sin corregirse es la irregularidad que vive el conjunto en el momento de las rotaciones. Ayer, más de lo mismo. Porque Chubb rebotea bien en la canasta rival, pero se muestra muy torpe con el balón en las manos; porque Phillip pone mucha voluntad, pero no está nada fino; porque a Toppert le cuesta entrar en juego. Sea por lo que fuere, pero parcial de 0-8 y a volver a remar, mientras el Granada jugaba casi de memoria con asistencias por encima del aro. Uno de los artífices de esa reacción fue Coby Karl, el mejor de los suyos.

Pero las innumerables armas atacantes de los zaragozanos rápidamente se puede transformar un partido. Esta vez, los triples de Pablo Aguilar igualaron de nuevo la contienda y si no fuera por las canastas fáciles que se fallaron bajo el aro el CAI podría haber encaminado el encuentro antes del descanso. Menos mal que Quinteros comenzó con su festival de robos, velocidad y puntos, y un triple lejanísimo de un irregular Miso ponía los ocho puntos de renta al descanso.

En la reanudación se vivieron dos circunstancias fundamentales en el devenir del choque. La primera, que los zaragozanos acribillaron el aro andaluz con sus triples para distanciarse en el marcador. Y la segunda, que el técnico visitante se olvidó de hombres como Karl, Korolev -que había hecho daño a Barlow al poste bajo-, o Samb facilitando aún más la tarea a un CAI en el que Hettsheimeir ya era el dueño y señor de ambas zonas. Tal fue su actuación que incluso cuando Abós quiso dar entrada a Chubb lo hizo por un ala-pívot, de tal manera que se jugó algunos minutos con dos 'centers' puros.

Lo de Paolo Quinteros era, por momentos, espectacular. Se lanzaba a por todas las bolas, se anticipaba a las líneas de pase, punteaba lanzamientos y, además, 'enchufaba' casi todo lo que tiraba. Su gran defensa contagió a sus compañeros que se mostraron mucho más intensos que la última jornada en Las Palmas. Una defensa como para dejar el partido sentenciado, algo que solo evitó la casta del veterano Jesús Fernández, que se pegó en la pintura con más corazón que cabeza.

Una de las últimas alternativas de los granadinos de sacar algo positivo de Zaragoza, donde llegaron 'tocados', sin Mario Fernández y se marcharon aún más castigados y con un 0-3 en su casillero, fue una defensa zonal. Era la última prueba para los de Abós y esta vez la superaron sin demasiadas dificultades. En unas ocasiones movían la bola con rapidez para buscar la mejor opción de lanzamiento y otras, con la entrada del francotirador Chad Toppert, se buscaba al americano para anotar desde fuera. Y el alero respondió. Llegó al equipo con la etiqueta de especialista en el tiro y anotó tres triples casi consecutivos que 'mataron' al Granada.

La primera victoria del año estaba cerca, y todavía más cuando Miso se unió a la fiesta con sus productivas acciones. El triunfo ya no se iba a escapar. Quedaban escasos minutos y el CAI dominaba por 17 puntos. Pero quizá en esos momentos es en los que hay que ser muy frío y pensar en que tienes ante ti a alguien con quien te puedes jugar la permanencia incluso en el 'basketaverage'.

Había que seguir, había que disipar esas dudas, pero el equipo ya estaba más pendiente de celebrar la victoria que en seguir sumando puntos. La tensión necesaria se había perdido cuando el partido estaba ganado. Ahí se quedó.

Una. El CAI ya lleva una victoria, es decir, le queda una menos para segurar su permanencia en la ACB. Ayer cumplió, y solo falta que cumpla una y otra vez ante sus rivales directos para sumar los triunfos necesarios que le dejen en la elite del baloncesto español.

Lo del domingo que viene en el Palau Blaugrana ya será otra historia bien distinta. Será el momento de soñar, pero hoy la realidad sonríe a los rojillos.