MARATÓN

Pasión por las largas distancias

Con 69 años, Andrés asegura que le gustan los "piques". En cambio, Sonia corre porque disfruta y José Miguel, para soltar adrenalina.

José Miguel Cócera entrena en el entorno de la Expo.
Pasión por las largas distancias
DIEGO GARCÍA

Un profesor de educación física retirado, una bióloga investigadora y un ejecutivo. Tres ejemplos de vidas antagónicas, pero con una misma pasión: el maratón. Andrés Gracia, Sonia Santander y José Miguel Cócera mantienen una relación de amor con este deporte de fondo y los tres participarán el próximo domingo en el III Maratón Internacional-Gran Premio de Ibercaja de Zaragoza.

 

A sus 69 años, Andrés Gracia será el corredor más veterano de entre los 1.500 que tomen la salida. Este maestro de educación física jubilado no se pone nervioso ante su próxima cita deportiva. Afirma que después de correr 32 maratones por todo el territorio nacional, el de Zaragoza solo es uno más y que no se va a marcar ningún reto, aunque no por ello pierde su sentido de la competitividad. "Me apasionan los piques y no me gusta que me ganen", dice.

 

Andrés celebrará el próximo 8 de febrero su 70 cumpleaños y, de momento, no se plantea guardar las zapatillas y el pantalón corto. "Disfruto mucho corriendo, no tengo problemas durante las carreras y después me recupero bien. No quiero dejar el atletismo", explica con voz vigorosa.

 

El domingo correrá el maratón zaragozano sin un objetivo establecido. "Intentaré ir cómodo. Los 12 kilómetros por hora los llevo bien. La primera edición la hice en tres horas y veintitrés minutos, y espero estar sobre ese tiempo. La táctica es tener el trote bien cogido", manifiesta el ex profesor de los colegios de San Braulio y Miraflores.

 

Para disputar un maratón hay que estar en una forma física aceptable, pero también se debe ser fuerte psicológicamente, algo que para Andrés no es un problema. "Entreno todos los días, pero mentalmente no me preparo. Me conozco tan bien y tengo tan asimilado el maratón que no me hace falta", aunque añade que "nunca hay que perderle el respeto".

 

Quien sí que necesita mucha preparación psicológica es Sonia Santander. "Es la parte más dura. Cualquiera que tenga fondo puede acabar, pero si tu mente no aguanta y dice no, es imposible continuar adelante", comenta. Esta gaditana de 31 años afincada en Zaragoza es bióloga y trabaja de investigadora. Cuenta que el apoyo moral que recibe de su novio y de su familia es fundamental para acabar las carreras de fondo.

 

Una embolia pulmonar le privó de correr el I Maratón de Zaragoza, pero el año pasado se quitó la espina clavada y la completó en menos de cuatro horas. Ahora lleva cuatro meses entrenando para la cita del domingo. No se marca un tiempo y simplemente busca divertirse en la carrera. Ha disfrutado y lo sigue haciendo mientras corre, pero nunca olvidará el trance por el que tuvo que pasar en el Maratón de Barcelona. "A falta de un kilómetro vi a un chico que acababa de morir y me quedé totalmente bloqueada", relata.

 

Pese a los duros momentos, Sonia asegura que "disfruto muchísimo en los entrenamientos y durante el tiempo que dura el maratón. Son tres o cuatro horas en los que me evado de los problemas del trabajo y que son de una gran recompensa personal", concluye.

"Una lucha contra mí mismo"

José Miguel Cócera se inició en el atletismo para apartarse de su trabajo como jefe de zona en Tarragona, Lérida y Aragón de una empresa de alquiler de vehículos. "El trabajo me consumía y necesitaba soltar adrenalina. Empecé a correr para liberar estrés y porque me daba mucha libertad". Tiene 37 años y compite de forma seria desde hace cinco. Desde entonces ha participado en el Maratón de Barcelona (en dos ocasiones), Madrid, Nueva York y Praga.

 

José Miguel reside en Tarragona, pero su profesión le obliga a permanecer en la capital aragonesa mucho tiempo y, no en vano, luce la elástica del Running. Por primera vez disputará el Maratón de Zaragoza, y para ello lleva preparándose tres meses. Este ejecutivo tiene muy claro por qué le atraen el atletismo y las largas distancias. "Sé que nunca voy a ganar una carrera, pero siempre tratas de mejorar las marcas. Es una lucha contra mí mismo. Además, me aporta tener un buen estado de forma, algo beneficioso en la vida diaria", dice José Miguel.

 

Algunas de esas ventajas las relata con sumo entusiasmo: "Es curioso. Padecía mucho de rodillas y tobillos, pero desde que comencé a correr con asiduidad me encuentro mucho mejor. También he adelgazado. De 80 kilos he pasado a 65 y no he vuelto a tener ni un solo resfriado. No sé lo que es una aspirina".

 

Son sólo tres ejemplos de las 1.500 historias que, por un motivo u otro, se lanzarán al asfalto zaragozano para completar los 42.195 metros del trazado.