PRIMERA DIVISIÓN

Pasillo y goleada

El campeón se exhibió ante el conjunto azulgrana, que pudo encajar muchos más goles

El Madrid se dio un baño de gloria ante un Barça que se presentó en el Bernabéu como el que acude al matadero. El campeón se exhibió de cabo a rabo, endosó cuatro a su archirival pero le pudo haber hecho una docena en una noche de éxtasis para el madridismo que, definitivamente, enterró la era de Rijkaard. Fue una humillación en toda regla en la que todos los blancos se lucieron y los azulgrana agacharon la cabeza.


El día y la noche. Resulta difícil recordar un partido de esta Liga en el que el Real Madrid fuera tan superior a su adversario en Chamartín como frente al Barça. Al Valladolid le hizo un siete porque los de Mendilibar intentaron tirar el fuera de juego en plan suicida, pero en algunas fases los pucelanos generaron más peligro. Si algún osado pensaba que después de hacer pasillo al campeón con exquisita deportividad los azulgrana tratarían de salvar su orgullo en un ejercicio de dignidad sobre la cancha, se equivocó de pleno. Sus jugadores están deprimidos, rotos, sin alma, hipotensos, esperando que acabe este martirio y sin intención de pelear la segunda plaza, ya en manos del Villarreal. Faltaban Iniesta, Milito y los autoeliminados Deco y Eto'o, pero en realidad se ausentaron todos.


Raúl abre la cuenta


Todo lo contrario que los blancos, felices, eufóricos, henchidos de gozo y con un Raúl pletórico, dispuesto a dejarse hasta la última gota de sudor con tal de que Aragonés no pueda olvidarle. Y como el fútbol es un estado de ánimo, el Madrid jugó a placer y entró como Pedro por su casa hasta las mismas narices de un Valdés dubitativo, impreciso, nervioso, destrozado. Tocó al primer toque, rompió por banda una y otra vez y jugó en plan exhibición.


Raúl abrió la cuenta con un zurdazo desde la frontal. Ocho minutos después, Robben, como en Pamplona, cabeceó sin oposición a la red. Y no anotó más goles el Madrid en la primera mitad únicamente por infortunio.


Poco cambió el panorama en la reanudación. El Madrid fue muy superior y acumuló dos dianas más -Higuaín y Van Nisltelrooy-, aunque pudo haber obtenido un marcador mucho más abultado. Henry logró el gol del honor, pero ya daba igual. El Madrid disfrutó de una orgía de fútbol y goles y el Barça firmó un ridículo histórico.