CAI ZARAGOZA

Paliza para ir aprendiendo

Un CAI demasiado verde todavía y sin ideas en ataque cayó con rotundidad ante el actual campeón de la Euroliga. Debutó Aguilar, pero sus triples no fueron suficientes para frenar a un Barça con mucha gente del año pasado.

Ausencias, primera toma de contacto con la cancha y falta de compenetración, pero a fin de cuentas el CAI se llevó ayer una paliza de San Julián de Vilatorta. Es verdad que era contra el todopoderoso Barcelona y que a los aragoneses les falta mucho rodaje, sin embargo caer casi por 30 puntos duele y más habiendo anotado solo 57 puntos. Es de esos partidos para aprender. Para que el CAI se dé cuenta de que obviamente la de los catalanes no será su liga, pero también para pensar que hay que evolucionar mucho y que el trabajo debe ser continuo para llegar en la mejores condiciones posibles al inicio liguero. Fue una especie de toque de atención. Sin alarmas, ni mucho menos, ya que era un amistoso, pero sí una paliza para ir aprendiendo que esto va en serio y que desde aquí al final de la competición ya no hay respiro. Hay que ir a más.


Si ya resultó complicado enfrentarse al Meridiano sin haber entrenado el cinco contra cinco, dos días después medirte con el actual campeón de la Euroliga al que 'solo' le faltaban los mundialistas es una misión casi suicida. El quinteto inicial del Barça ya daba miedo. Hombres como Sada, Grimau, Mickeal, Lorbek y Ndong, además de los Morris, Basile y compañía que esperaban en el banquillo, formaban un bloque letal y que se conoce tan bien que apenas necesita pretemporada para parecer un equipo. Ya lo son. Y eso es precisamente lo que el CAI todavía no es. A los zaragozanos les faltan ideas, en ataque todavía se quedan sin recursos y sobreviven casi exclusivamente de acciones individuales.


Todo eso, unido a que los hombres de Xavi Pascual salieron más duros en defensa y a los errores en el pase de los rojillos, desembocó en un 9-2 inicial con el que Abós tuvo que pedir tiempo muerto.


Y es que se veía venir. De hecho, cuando entró en la cancha el italiano Basiel y comenzó con su habitual recital de triples la renta azulgrana se fue hasta los 14 puntos sin que el CAI pudiera hacer nada, puesto que los tiros de los rojillos no acababan donde debían. También falta puntería.


Que nadie se alarme, tampoco era todo para tirarse de los pelos. Por ejemplo, en el segundo cuarto mejoró la intensidad defensiva y apareció el debutante Aguilar para 'enchufar' unos cuantos triples. Eso sí, lo tiró todo de fuera, al aro solo se acercó en el calentamiento para deleitar a los aficionados con espectaculares mates de su cosecha.


Esas buenas sensaciones, y las que posteriormente dio el vinculado húngaro Szalay o la intimidación de Chubb con sus tapones, fueron un espejismo. Un nuevo parcial de 9-0 para el Barça, gracias a las imprecisiones rojillas volvían a poner el marcador en su sitio.


El atasco era generalizado. Hasta les costaba sacar de fondo a los de Abós. Y si el viernes las mayores broncas le caían a Riera, ayer le tocó a un descaertado y desorientado Toppert. Mientras, el Barça, a lo suyo. Lorbek hacía mucho daño y, además, corrían (o encorrían al CAI) siempre que se lo propusieron. Hasta los más jovencitos, y un Kakiouzis que está entrenando con ellos, se unieron a la fiesta. Había poco que hacer ante el rodillo 'culé'.


Miso lo intentaba y mostraba sus galones, pero la calidad del rival hacía que la ventaja fuera a más y a más hasta casi los 30 puntos del final.


Faltó chispa, agresividad, conjunción, variedad ofensiva (ya llegará) y banquillo, claro. El CAI recibió una paliza y una lección. Nada que no se pueda remediar con trabajo. Pero duele. El paso de los días y nuevos amistosos deben cambiar la situación, o, por lo menos, las sensaciones que ayer no fueron buenas.