ARBITRAJE

Otro dique derribado

La Delegación Oscense cuenta con cuatro colegiadas que aspiran a lo más alto: ser internacionales. Laura Prados, Elisa Cavero, María Monesma y Carmela Capistrós aplican el reglamento sin dudar.

Es normal ver a las colegiadas entrenándose a última hora del día en las pistas de la Ciudad Deportiva.
Otro dique derribado
RAFAEL GOBANTES

Ni frío, ni calor. Cero grados en el termómetro. Carmela Capistrós se sube la cremallera del polar mientras estira en la valla de la Ciudad Deportiva de Huesca. Es atleta, pero no está allí para entrenar solamente su fondo de cara a la próxima prueba atlética. Carmela es árbitro de fútbol y desde hace dos temporadas recorre la provincia para hacer cumplir el reglamento del deporte rey. No es la única en la Delegación Oscense. Junto a ella, completan la lista femenina Laura Prados, Elisa Cavero y María Monesma.


El pasado mes de octubre, Inmaculada Vinagre, una colegiada extremeña, suspendió un partido que dirigía del grupo segundo de la Primera Regional de Badajoz por sentirse humillada debido a un comentario machista que llegó desde el público. Esta situación, por suerte, no la han vivido las protagonistas. "Nos han enseñado a tener cerrados los oídos", comenta Carmela. Elisa y María, que han empezado este año a arbitrar, aseguran que "algún comentario se oye", y que ellas serían capaces de tomar la misma decisión que Inmaculada en el caso de escuchar entre el público un comentario fuera de tono. "De los jugadores nunca he recibido una mala palabra, todo lo contrario. El problema a veces está en el público, pero no me puedo quejar", insiste Carmela. "Creo que a nosotras nos tienen más respeto y nos tratan mejor", aporta Elisa.


Elisa Cavero y María Monesma son las últimas incorporaciones en el colegio oscense. Ambas han practicado fútbol 11, de hecho, María es jugadora del Peñas Oscenses y participa con la selección aragonesa. "Hablando un día cuando veíamos un partido salió el tema y dijimos de apuntarnos", informa Elisa. Las amigas se acercaron a la delegación y encontraron todo facilidades. El camino ya lo habían abierto Laura y Carmela un año antes.


"Cuando aparecimos en el Comité, dijeron: ¡Dos chicas, genial!", relata Elisa. La verdad que la posibilidad de que el arbitraje femenino se esté desarrollando es gracias al apoyo que reciben muchas de las chicas por parte de los comités regionales. Un ejemplo claro del mimo con el que son tratadas es el cuidado de los detalles. "Para los partidos, el uniforme es unisex, pero en los entrenamientos, no. El Comité de Huesca se ha preocupado por nosotras y nos han dado una camiseta para entrenar adaptada, porque como a las chicas nos venían tan grandes, se preocuparon en personalizarnos una de tamaño más pequeño y con forma", cuenta Carmela.


Actitud y pasión por lo que hacen nos le falta. Este esfuerzo, a veces duro, como explica Carmela, es recompensado con los compañeros. "Nos animan a seguir adelante", explica la colegiada, aclarando que todavía hay en lugares donde ven una chica y piensan que por el simple hecho de ser mujer "no lo va a hacer bien". Pero tienen la lección bien aprendida, seguir para adelante y no reblar en el campo ante ninguna acción. "Si tenemos que sacar tarjeta la sacamos. Nuestro trabajo es aplicar el reglamento y ser lo más justos posibles", reza Carmela.


Como toda persona, cometen errores, pero como explica Miguel Ángel Fustero, presidente del Comité de Árbitros de Huesca, "son los mismos que puede tener un árbitro masculino". "No es por presumir de las cuatro chicas que tenemos en Huesca, pero no tienen nada que envidiarle a ningún hombre. Ni en colocación, ni en preparación técnica, ni en saber estar en el vestuario... Hay que romper ese tabú", argumenta Fustero.


Son la perla del colegio oscense y como tal son tratadas por su delegado. "Los árbitros todavía somos una especie a proteger. A casi nadie le gusta dirimir y siempre el que pierde se enfada y protesta. Pues imagínate si es una mujer. No es sencillo para nadie", explica. Además, según señala Fustero a pesar de lo complicado, "las chicas lo tienen más sencillo" dentro del mundo del arbitraje que sus colegas varones para alcanzar la máxima categoría. "La estructura está montada de tal forma que en la mitad de años pueden llegar a lo más alto, siempre y cuando lleven una trayectoria magnífica", informa.


¿Y a qué llamamos lo más alto en el mundo femenino? "A ser árbitro internacional". Para conseguirlo, las trencillas tienen que pitar por lo menos en Tercera División, una vez allí, puede ser internacionales. En España, más concretamente en Baleares, existe una colegiada internacional y, sin ir más lejos, a 70 kilómetros de Huesca, está Marta Frías. Marta no es internacional, pero en la actualidad dirige partidos de la Tercera División en Aragón. "Es un ejemplo", explican las árbitros. La colegiada zaragozana no pasa inadvertida para las cuatro oscenses. "Tengo la suerte de haber coincidido con ella y me ha contado experiencias que me gustaría vivirlas en primera persona", confiesa Carmela, mientras sigue estirando en la valla situada al lado del campo de atletismo.


Son las 21.00 y el entrenamiento continúa. El termómetro ha bajado unos grados más, pero eso da igual. "Quiero seguir aprendiendo y no me pongo tope, aunque la ilusión sería ser internacional", dice Carmela, que coincide en el objetivo de la internacionalidad con Laura. "En mi caso, seguiré arbitrando hasta que pueda", informa Elisa. María, la jugadora del Peñas Oscenses, no ve final a su actividad como árbitro. "Claro, ser internacional sería perfecto".


Más futuro que como jugadoras

La pregunta para María es: ¿dónde ve más futuro, con el balón o con el silbato? "Creo que como árbitro, porque en el fútbol lo tenemos muy difícil", asegura. Laura Prados también juega en el Peñas Oscenses y, al igual que María, confía en prosperar en el arbitraje. "En el fútbol femenino no hay nada, como no seas muy buena y te fichen en EE. UU. no tienes nada que hacer", asegura.


En esta idea de que las mujeres tienen mucho más porvenir en el arbitraje que en la práctica del deporte coincide Miguel Ángel Fustero, que no ve porqué no una chica puede llegar a dirigir un partido de Primera División. "No tardará demasiado", avisa. "La mujer se tiene que incorporar. Creo que hay que apostar por ello e ir todos a una porque en este mundo no solo están los que están arriba, sino que hay una base, y hay que apoyarlas". La posibilidad de que fuera de la delegación oscense la primera mujer en arbitrar en Primera o Segunda División seduce al delegado. "Sería un logro que saliera de aquí. La Delegación ha tenido siempre muy buenos árbitros. No tenemos que olvidar que ha salido Tresaco, Antonio Villacampa, Santos Rodríguez, Santi Jaime, Herreros... ¿Por qué no va a haber mujeres con ese nivel?".


Como premio, el pasado mes de noviembre, Elisa y María fueron linieres en una de las partes del partido de Aspanoa celebrado en La Romareda entre los veteranos del Real Zaragoza y de la selección española, que reunió a 26.000 aficionados. "Al principio me temblaban las piernas, pero es lo más bonito que he vivido como árbitro", dice Elisa. Carmela también tuvo su premio, cuando fue juez del Tardienta-Huesca. "Arbitrar al Huesca es algo que me hace especial ilusión". Por ahora es solo un amistoso, pero en unos años, podría ser un partido de liga.