ALPINISMO

Un año en el recuerdo

El accidente de Óscar Pérez y Álvaro Novellón fue una carrera contra el reloj del montañismo por sacar con vida al escalador de Tramacastilla del Latok II.

Óscar Pérez, a la derecha, y Álvaro Novellón en la cima del Latok III
Un año en el recuerdo
HERALDO

La herida sigue abierta y nunca cicatrizará. Mañana se cumple un año del aviso de urgencia que recibió Peña Guara por el accidente de Álvaro Novellón (Madrid 1978) y Óscar Pérez (Tramacastilla 1976) en el Latok II, que había ocurrido cinco días antes. El año transcurrido ha sido duro. La magnífica cordada del club oscense coronó los más de 7.000 metros del Latok II por su arista más difícil. Muy pocos escaladores son capaces de hacer esa ascensión. La tragedia llegó en el descenso. A poco más de 7.000 metros de altitud, los dos escaladores sufrieron un accidente. Álvaro Novellón logró asirse a la pared, dejar a su compañero asegurado y bajar para dar el aviso de que Óscar Pérez se encontraba malherido -rotura de una pierna y una mano- en una arista de un rincón del inmenso Himalaya pakistaní.

"Aunque nadie me lo dijera, lo ocurrido y el recuerdo de Óscar siempre los tendré en mi presente". El entrecomillado pertenece a Álvaro Novellón. Ha pasado un año, y el escalador madrileño afincado en Aragón no ha vuelto a las grandes paredes, aunque sigue haciendo montaña. No se plantea volver al Himalaya. "Esto es algo que me lo debe pedir el cuerpo, y de momento salgo por aquí, con amigos...", dice. Su voz sigue sonando igual a cuando compartía cordada con Óscar. Como cuando recibió junto a su compañero el premio Himalayismo de la Federación Española de Montaña y Escalada por su ascenso al Latok III, en el Karakorum pakistaní, en 2006. Sigue siendo parco en palabras. Y en su cabeza mantiene activo todo lo que ocurrió entre el 5 y el 17 de agosto. Fueron días muy duros. El accidente, el descenso en busca de ayuda, los primeros planes de rescate junto a Sebastián Álvaro y Frabrizio Zangralli, la llegada del equipo de rescate -Dani Ascaso, Simón Elías, Jordi Tosas, Jordi Corominas y Jonatan Larrañaga- que dejaron todo, la imposibilidad de acceder a la arista, la decisión de retirarse y el reencuentro con su familia en la T4 de Barajas y con la de Óscar.

El accidente levantó un gran revuelo mediático. Desgraciadamente, las escaladas de dificultad en las grandes cordilleras no suscitan tanto espacio ni expectación como sus desgracias. En esos días, términos como escalada en estilo alpino, ciudades como Skardú, el helicóptero Askari, la Karakorum Higway... se hicieron cotidianos. Y también, el ejercicio de solidaridad de todo el dispositivo de rescate que se organizó en Skardú y en Huesca para intentar arrancar del Latok II a Óscar Pérez. Muchos socios de Peña Guara estuvieron alerta durante todas las horas del día para prestar ayuda en lo que fuera de menester, para esperar una llamada de esperanza vía teléfono por satélite, para atender a todo aquél que se interesó por lo ocurrido o para llevar un café.

Tras el accidente de Óscar empezó a articularse desde Peña Guara la necesidad de establecer algún tipo de protocolo para ganar tiempo al tiempo en caso de un accidente en el Himalaya. Tres meses después de lo de Óscar, el accidente del esloveno Tomaz Humar en el Langtang Lirung nepalí -solo y herido en una pierna que tampoco pudo ser rescatado- impulsó más la necesidad de ese protocolo. Así las cosas, la compañía Air Zermatt, entre los pasados 24 de abril y 2 de junio, puso dos helicópteros en el Himalaya nepalí. Pero falta mucho para que se queden fijos y sobre todo en Pakistán "donde la vida vale muy poco y la de un montañero menos", precisa Lorenzo Ortas, vicepresidente de Peña Guara. Desafortunadamente, este club ha vivido la desaparición de varios montañeros en distintas cordilleras. "Experiencias como estas te endurecen. La amargura, con el paso del tiempo, da paso a los buenos recuerdos que uno tiene con el amigo que ya no está con nosotros", señala Manolo Bara, presidente de Peña Guara.