HIMALAYISMO

Oiarzabal, dolorido, busca adelantar su regreso

El vitoriano intenta que su aseguradora le saque de Nepal hoy. Las congelaciones, aunque son superficiales, le dificultan caminar.

La polémica se ha centrado, sobre todo, en él, en sus frases, en sus mensajes. Muchos han descrito cómo se podría haber actuado mejor, tanto durante el descenso como tras el rescate. Le recriminan haber culpado, sin merecimiento, a los expedicionarios coreanos y, sobre todo, haber minusvalorado a los sherpas que acompañaban a Miss Oh, poniendo un precio a sus vidas. Pero pocos entienden lo que, en solo unas horas, ha vivido Juanito Oiarzabal, la situación extrema a la que ha debido hacer frente, el maremágnum de emociones que le ha acompañado tras hollar la cima del Annapurna. Y, principalmente, el dolor y la tristeza ante la pérdida de un colega en la montaña (Calafat es el séptimo compañero de Oiarzabal que perece en una expedición).

Aunque la tragedia le pese más que el físico, el dolor físico también es latente. Las congelaciones en la planta del pie le obligan a buscar un pronto regreso a España. El vitoriano intenta que su aseguradora le haga abandonar Nepal hoy mismo y, de esta forma, adelantar 24 horas su traslado a territorio español. "Los médicos comentan que no son congelaciones graves, pero por la zona en que se le han producido, son dolorosas", detallaba ayer Carlos Pauner desde el hotel de Katmandú, en la capital nepalí, en el que recuperan fuerzas antes de su regreso a España.

El grueso de la expedición llegará el miércoles por la mañana, un día más tarde que Juanito Oiarzabal al que, si las gestiones no se le truncan, se le podrá ver en Madrid mañana. "Está intentando que la aseguradora le traiga a España mañana (por hoy). Prácticamente, no puede moverse, no puede hacer mucho", apunta Pauner. Es la próxima misión de Juanito Oiarzabal, probablemente el más experimentado himalayista español con dos docenas de ochomiles a sus espaldas.

"Mi familia"

Se ha vociferado contra las declaraciones que, en caliente, realizó Oiarzabal. Y no hay día en que no aparezca un nuevo compañero para reprocharle el comentario sobre los sherpas. Él, sin embargo, sigue recalcando que los sherpas son sus compañeros. Y que jamás les ha tratado como esclavos: "No he querido ofender ni ensuciar la imagen de los sherpas. Cuando tienes a un compañero que se está muriendo ahí arriba tienes que hacer todo lo posible. Quizá, la reacción que he tenido en algunos momentos ha sido motivada por la impotencia y la rabia de ver que con dos sherpas lo podíamos salvar. Y eso ha hecho que se me entienda mal. Pero yo no soy así. Para mí, los sherpas son mis compañeros, mi familia. Los respeto profundamente".