El Huesca se pone a prueba en un mes de octubre que puede resultar fundamental en el devenir de la temporada. Seis partidos reserva el calendario para el conjunto que prepara Ángel Royo. Cinco de ellos de Liga y uno de Copa del Rey. El equipo azulgrana necesita consolidar una reacción en el campeonato doméstico. La victoria en Tarragona es un buen inicio. Pero obviamente necesita continuidad para que se pueda hablar de enderezar el rumbo.

Cuando acabe octubre se habrá cubierto el primer cuarto de la temporada. Estar mal situado a esas alturas no es ni mucho menos definitivo, pero sí que influye mucho en la moral de una plantilla que siente la necesidad de luchar contracorriente. Y eso genera ansiedad por conseguir resultados.

Las últimas temporadas en Segunda División han demostrado lo complicado que es variar una dinámica para los equipos de abajo. Sevilla Atlético, Eibar, Castellón, Real Unión, Albacete, Murcia, Tenerife, Salamanca, Ponferradina... son ejemplos de conjuntos que se instalaron en la zona baja y apenas lograron coger algo de oxígeno en todo el año.

Cinco fines de semana de fútbol engloba el mes de octubre, que en la Liga depara al Huesca enfrentamientos contra Córdoba, Murcia y Elche en casa, y salidas a Gerona y Vigo. Las tres próximas jornadas en sábado a las seis. Todo ello salpicado con la eliminatoria de Copa, también contra el Córdoba pero en El Arcángel, el 12 de octubre a las seis.

Precisamente el cuadro cordobés, con el que hay que dirimir un doble enfrentamiento, ha empezado la campaña de forma muy notable. Ocupa la sexta posición, aunque empatado a diez puntos con los tres equipos que le preceden, Alcorcón, Hércules y Sabadell.

La escuadra que comanda Paco Jémez ha ganado tres partidos, empatado uno y perdido otro. Su bagaje de goles es curioso por lo escaso en tantos a favor y en contra. Han conseguido cinco dianas y han encajado cuatro. Su último triunfo fue en el derbi andaluz contra el Xerez de Doblas (2-1).

Los encuentros contra el Córdoba tienen siempre cierto morbo tras los enfrentamientos en la fase de ascenso de hace cuatro años y el incidente de la temporada pasada, cuando unas llamadas anónimas a las habitaciones del hotel despertaron a los futbolistas del Huesca a las siete de la mañana el día del partido.