ROLAND GARROS

Nadal vence la ansiedad

El mallorquín, que se enfreta hoy al argentino Zeballos, afirma haber ganado tranquilidad tras su estreno ante Mina.

Rafa Nadal, durante su primer partido en el presente Roland Garros.
Nadal vence la ansiedad
EFE

Cuando Rafael Nadal pisó el martes la arcilla del Bois de Boulogne, donde hace un año comenzó el periodo más difícil de su carrera, del otro lado de la red no lo esperaba el "wild card" local Gianni Mina, sino un contrincante mucho más despiadado y menos controlable: la ansiedad.


"Nadal fue su peor enemigo", diagnosticó tras el encuentro un lúcido Mina, que, despojado de presión y en el extremo opuesto del espectro, se dedicó a disfrutar del partido de su vida con velocidad, buenos saques y poco más. El español fue más lapidario: "Jugué realmente mal", admitió, pese al triple 6-2.


La inesperada derrota del año pasado en octavos de final contra el sueco Robin Soderling fue el símbolo más palpable de una etapa especialmente dura para el español, en la que se mezclaron problemas familiares y físicos.


Un año después, París recibió a un Nadal renovado, con tres victorias consecutivas en otros tantos torneos sobre arcilla (la última de ellas, en Madrid, derrotando en la final a su principal rival, el suizo Roger Federer) y ubicado de nuevo en el número dos del mundo.


Hay otra explicación para el hecho de que Nadal no mostrara su mejor tenis en el esperado debut: "Había una gran diferencia de nivel", reconoció. "Creo que también podía jugar mal. Es otro punto a tener un cuenta. No necesitaba jugar a mi mejor nivel. Quiero pensar que si lo hubiese necesitado habría jugado mucho mejor".


Superadas la ansiedad y la presión, Nadal tuvo ayer un día para relajarse: "Estoy muy contento aquí en París. Tengo compañeros en el hotel con los que nos divertimos. La ciudad es bastante bonita, puedo ir a pasear un ratito. Tengo tiempo para estar tranquilo".


Si logra ese objetivo, su rival en segunda ronda, el argentino Horacio Zeballos, tendrá que hacer frente no sólo a uno de los mejores tenistas de la historia sobre arcilla, sino también al mejor aliado que puede encontrar en este momento: la tranquilidad de que todo marcha como es debido.


Federer, con algún apuro


Por su parte, el suizo Roger Federer sufrió ayer bajo la lluvia frente al colombiano Alejandro Falla, a quien derrotó por 7-6 (7-4), 6-2 y 6-4, en una jornada en la que el español Albert Montañés también se clasificó para los dieciseisavos de final, al superar con facilidad al alemán Tobias Kamke, por 6-3, 6-2 y 6-1.


Federer y Falla ya se habían enfrentado en 2004 sobre la hierba de Wimbledon, y en 2006 también la arcilla de París, y en ambas ocasiones el helvético se impuso con comodidad. Sin embargo, en la segunda ronda de la presente edición Federer tuvo un juego algo indeciso en la primera manga y en el undécimo juego el sudamericano logró romper su servicio, lo que obligó al suizo a resolver en el 'tie-break' después de 48 minutos.


Montañés tuvo muchísimos menos problemas para avanzar a dieciseisavos y citarse en esa eliminatoria con el sueco Robin Soderling, el quinto favorito, ya que el español sólo cedió seis juegos al germano Kamke. En una hora y 45 minutos, el jugador catalán confirmó su buen momento y tendrá que verse ahora con el finalista de la edición de 2009, que aplastó en la segunda ronda al estadounidense Taylor Dent, por 6-0, 6-1 y 6-1 en sólo 71 minutos. "Fue un partido fácil. He jugado bastante bien, a un nivel muy alto. Al principio del tercer set me he parado un poco, pero lo salvé".