ALPINISMO

Montaña sin barreras

Dos miembros del GMAM, en una expedición de discapacitados al McKinley.

La expedición 'Montaña Sin Barreras' al McKinley.
Montaña sin barreras
GMAM

No hay barreras para tres deportistas discapacitados que iniciaron la semana pasada una apasionante aventura: el ascenso al pico más alto de América del Norte y ubicado en Alaska, el McKkinley de 6.194 metros. En el reto, enmarcado dentro del programa de 'Las Siete Cimas' que culminará con el Everest, participan dos miembros del Grupo Militar de Alta Montaña de Jaca (GMAM): el capitán Francisco Barba Munguia y el suboficial Mayor Pedro Arceredillo. El equipo partió el pasado lunes y ya se encuentra en el campo base ubicado en el glaciar de Kahiltna, a unos 2.200 metros de altitud, después de un vuelo desde la localidad de Talkeetna.

Los dos experimentados militares y alpinistas actúan como guías en una expedición de la Asociación de Discapacitados 'Montaña sin Barreras' que forman el burgalés Ricardo García, con tan sólo un 15% de visión, el madrileño Valentín Ruiz y el granadino Miguel Ángel Gavilán, amputados de una mano cada uno y con una discapacidad del 62% y 67%, respectivamente. Además les acompañan Juan Carlos Vázquez, como director de prensa, y Joan Jordá, como guía voluntario.

Esta relación forma parte del Programa de Colaboraciones del GMAM, por el cual se aportan guías técnicamente cualificados que acompañan a los alpinistas con discapacidad, con los que hace dos años alcanzaron la cima del Aconcagua (6.963 metros) y del volcán Ojos del Salado (6.934 metros), que fue la segunda ascensión de un disminuido visual a una altura superior a 6.900 metros. Este mismo año han subido al pico Elbrust (el más alto del continente europeo).

El grupo se encuentra bien y, a partir de ahora, inicia el período de aclimatación vital para asumir con garantías la permanencia en el campo base, atacar la cumbre y, lo más importante, descender de la montaña y poder contarlo. "En altitud, las condiciones a las que se enfrentan los alpinistas son siempre hostiles: temperaturas muy frías, disminución de la humedad ambiental, intensa radicación solar, cambios meteorológicos súbitos", informan desde la expedición. En el caso del McKinley, al tratarse de un pico de una altitud moderada, aunque el desnivel que deberán de superar los alpinistas hasta alcanzar el pico supera los 4.000 metros, desde el campo base la aclimatación puede conseguirse en unos diez días. El tiempo va a ser el principal enemigo para conseguir hacer cima, ante una montaña que técnicamente no es demasiado complicada.