VILLARREAL 4 -REAL ZARAGOZA 2

¿Un milagro?

El entrenador José Aurelio Gay reconoce que la nueva derrota, 4-2 contra el Villarreal, complica aún más al equipo: "Tenemos que hacer casi un milagro", resume.

José Aurelio Gay da instrucciones a Lafita, en el encuentro de ayer en El Madrigal
¿Un milagro?
EFE

Acabamos de partir en dos el Campeonato, de cumplir la primera vuelta de la Liga, y el susurro apenas perceptible del zaragocismo -la inquietud, la incertidumbre- ha tomado cuerpo en los micrófonos de la sala de prensa del Madrigal, tras la derrota del Real Zaragoza ante el Villarreal: "Tenemos que hacer casi un milagro".

 

La contundente indicación de José Aurelio Gay pone de relieve la situación por la que atraviesa un equipo al que le cuesta sostenerse sobre la fe en sí mismo y en sus fuerzas. El Zaragoza, que bajo la batuta del madrileño ha cosechado sólo dos puntos en cinco partidos, se atornilla sin remisión en los infiernos de la tabla. Por más que la salvación se encuentre tan sólo a tiro de una victoria.

 

La rocambolesca gestión que lleva a cabo la dirección deportiva y la secretaría técnica desde la destitución de Marcelino ha instalado el desconcierto en la plantilla. Los jugadores no acaban de entender cuáles son los criterios por los que se rige la entidad -tanto en la parcela deportiva como en la institucional-. Y las dudas se han apoderado también del técnico, contagiado del ánimo que se transmite desde los despachos.

 

El banquillo, además, se inunda de un perfume de provisionalidad que repercute en todos los ámbitos de la parcela deportiva. Los rectores han mantenido contacto con diversos responsables técnicos para conocer su punto de vista acerca de la situación por la que atraviesa el Real Zaragoza.

 

Las incorporaciones que han llegado al conjunto blanquillo no han contribuido hasta ahora a variar de forma sustancial ni la forma ni el fondo de la formación blanquilla. Desubicados y sin adaptación, los nuevos fichajes resultan añadidos de aporte escaso, más que jugadores que se integren y formen parte de la dinámico del grupo; y futbolistas capaces de impulsar a la escuadra hacia arriba. Es natural que se busquen fórmulas de integración, como esa concentración que el equipo tiene previsto realizar esta misma semana.

 

Quedan grabadas en el corazón del zaragocismo las reflexiones del técnico madrileño recién concluida la mitad de la competición. Y el problema es que no suena a sinsentido: el conjunto aragonés precisa alimentarse de unos nueve triunfos en la segunda parte de la Liga. De momento, sus números lo han convertido en el peor Zaragoza desde que la competición alberga una veintena de equipos. Sólo el Xerez, que consiguió empatar hace una semana en La Romareda con uno menos, acumula aún menos méritos que los blanquillos.

 

Gay le puso voz a la inquietud zaragocista. El paso de los partidos y la falta de reacción alimentan la incertidumbre. ¿Un milagro?