REAL ZARAGOZA

Miedo a los muertos

Los aragoneses, al borde del descenso, y los colchoneros, alejándose de Europa, se la juegan.

Los futbolistas del Real Zaragoza durante un entrenamiento en la Ciudad Deportiva.
Miedo a los muertos
A. NAVARRO

Real Zaragoza y Atlético de Madrid disputan esta noche un partido de altísimo voltaje y repercusión para su futuro, lleno de beneficiosos efectos para quien sea capaz de ganarlo, pero repleto de riesgos y contraindicaciones -clasificatorias y anímicas- para quien salga derrotado.Se trata del choque sabatino del horario golfo. Ese que alguien decidió, en una iniciativa contraria al buen gusto de la afición, que se jugara a las 10 de la noche, invierno incluido, y acabe por tanto cuando el día termina y empieza la madrugada. Zaragocistas y colchoneros van a vivir, pues, hasta el inicio del duelo un larguísimo día de nervios, de acumulación de responsabilidad, sabedores ambos de lo mucho que ponen en juego en La Romareda ante los ojos de toda España.

Los blanquillos llegan de nuevo asomados al abismo del descenso a Segunda División, aún entumecidos y magullados por el batacazo del domingo en Alicante. El cuadro rojiblanco acude a Zaragoza en caída libre, con cuatro partidos consecutivos perdidos, con cinco derrotas en las últimas seis jornadas, a 15 puntos de los puestos de Liga de Campeones y, por todo ello, con su entrenador, el ex zaragocista Quique Sánchez Flores, muy próximo a la destitución si no endereza la nave de inmediato.

Miedo y respeto

Las vibraciones que se perciben desde dentro de los dos vestuarios denuncian miedo y respeto, pavor por volver a perder en un momento tan delicado para aragoneses y madrileños. El Zaragoza teme el potencial aletargado del Atlético, sobre todo en el ámbito ofensivo. Y el cuadro del Manzanares tiene la desconfianza instalada en la caseta de manera perenne. Cualquier cosa, cualquier rival, es motivo de dudas ahora mismo. Da igual que, friamente, observen que el de enfrente esta al borde del colapso. No importa que el Atlético tenga el aspecto amoratado de un zombi o que el Zaragoza, que fue un tambaleante muerto viviente durante cuatro meses, no logre volver a recuperar el pulso y el aspecto normal pese a su gran enero. Unos y otros recelan hasta de los muertos. Están tan tocados, viven tan en el alambre, que ven peligros hasta donde no debería haberlos.

Antídoto contra Agüero, Forlán y Reyes

Aguirre prepara un antídoto especial por si hoy les da por resucitar a Agüero, Forlán y Reyes, un trío que le quita el sueño pese que, sobre todo los dos primeros, no marquen un gol ni en los entrenamientos desde noviembre. Quique, por su parte, recela de un rival que encadenó tres victorias hace nada y que, en el último bimestre, se ha hecho fuerte en su casa.

Aguirre, ex atlético que se cruza con sus viejos socios por primera vez desde su marcha, ha pensado en poner una línea de cinco defensas, incluyendo a Da Silva como tercer central (debutaría el paraguayo), aunque no es seguro que ese plan sea el inicial. Sin el sancionado Herrera y sin el lesionado Lafita, no sería extraño que el retroceso del equipo para proteger a Leo Franco favoreciera, para compensar el esquema, la alineación de los dos delanteros juntos, Braulio y Sinama, bien desde el principio, bien a partido avanzado. En cualquier caso, la función de los medios Ponzio y Gabi, junto con los acompañantes que Aguirre decida ponerles -uno más o, tal vez, dos- va a requerir la cobertura de más kilómetros que nunca para ser solventes. El Atlético, por su parte, está obligado a salir de la obturación en la que se metió hace un mes. Derrotas en serie en Gijón (1-0) y Barcelona (3-0), y en casa con el Athletic (0-2) y el Valencia (1-2), no le dejan más espacio para el error.

Es una noche de aullidos y psicofonías entre dos pálidos y desencajados equipos de fútbol.