Homenajes con valor

Diversos deportistas reciben distinciones justo cuando se cumplen 20 años de la muerte del ciclista Antonio Martín Velasco, con profundas raíces aragonesas.

Xavi Aguado, en la Gala del Deporte
El valor de los homenajes

A falta de iniciativas deportivas, de propuestas atractivas -una cuestión ya consolidada tras el avance de una crisis que maltrata de forma singular el deporte-, se impulsa la alternativa del homenaje. El deporte se envuelve de fiesta para reconocer la labor de destacados protagonistas.


Con este formato se celebró hace unos días la tradicional Gala del Deporte de Zaragoza, que sirvió para reconocer la labor de la selección española de balonmano y un buen puñado de deportistas de casa.


Entre todos, merecidísimos, me produjo singular ilusión el reconocimiento a un grande del Real Zaragoza, Xavi Aguado. Perdida como está hoy la entidad en un pozo de desilusiones y desafectos, el zaragocismo precisa echar mano de personajes reconocibles, que plasmen con su figura, con su trayectoria y personalidad la esencia del Real Zaragoza de verdad. Y no cabe duda de que Aguado atesora todas esas virtudes, las que hoy echa de menos cualquier buen aficionado blanquillo.


Ese reconocimiento coincide con el que este mismo martes brinda el deporte español en su Galicia natal a otro ilustrísimo zaragocista, Marcelino Martínez Cao, emblema del Real Zaragoza de los Magníficos, carne de otra de las más brillantes épocas del equipo aragonés.


Envuelto en ese mismo espíritu, la Asociación de Ex corredores Ciclistas Aragoneses acaba de brindar su homenaje a la ciclista Dori Ruano, al director deportivo Luis Escribano -alma durante muchos años del CAI-Club Ciclista Aragonés-, al que fue también corredor Antonio Martín y la empresa Coca-Cola, como patrocinadora de eventos deportivos.


Y mi corazón quiere hoy también recuperar la memoria de un gran ciclista, un jovencísimo abanderado de una generación de corredores -entre los que se encontraban Escartín o Zarrabeitia- llamados a seguir la estela de Miguel Induráin. A Antonio Martín Velasco, madrileño de Torrelaguna con profundas raíces aragonesas, una furgoneta segó la vida en la carretera hace este martes, 11 de febrero, 20 años. El jovencísimo corredor había mostrado sus dotes de gran ciclista y había destacado ya en el panorama mundial, en el inmenso escaparate del Tour de Francia.


Con 23 años, logró el maillot de mejor joven de la ronda gala, por delante de Oliverio Rincón y Richard Virenque. Y con 23 años, el 11 de febrero de 1994, la carretera le segó la vida y con él, el futuro más prometedor del ciclismo español. También se merece un homenaje.