Opinión

La cancelación llega tarde

Amanece en Nueva York el día después de la cancelación del maratón. El día antes de su supuesta celebración. Desde aquí, en la zona norte de la isla de Manhattan, a partir de la calle 34, la sensación es de absoluta normalidad. Gente en el acalle abarrotando tiendas y Starbucks. La cosa cambia hacia el sur. Por la noche los locales cierran, no hay luz todavía en muchas zonas y cuando sales de Manhattan hacia los barrios del sur la cosa se complica más.


Este viernes Central Park estaba cerrado. En algunas tiendas no podían cobrar de vez en cuando con tarjeta de crédito porque la red iba y venía, pero la ciudad en la zona norte tiene pulso y no se notan calamidades. Sí es cierto que en algunas zonas empieza a haber problemas en el suministro de gasolina.


Respecto a la suspensión del maratón es muy curioso, desde un punto de vista español, la fuerza de esta opinión pública. No hay razones aparentes para la suspensión, ya que la gente encargada de vigilar este domingo el maratón no son los mismos encargados de recuperar las zonas afectadas (o eso nos dicen desde la web oficial del maratón), pero es cierto que se ha instalado la opinión de que no es muy ético correr en zonas por donde hace menos de cuatro días murieron muchas personas. Sin embargo, basta leer los comentarios de las web de periódicos como el 'New York Times' para ver que la opinión publica ha hecho cambiar la opinión de un alcalde que buscaba demostrar al mundo que ni un huracán puede con Nueva York.


Hay un sentimiento generalizado entre los neoyorquinos de que la decisión es la correcta. Yo también lo creo. La cuestión es que ha llegado 72 horas tarde, cuando los que somos de fuera hemos viajado y nos hemos gastado bastante dinero que podríamos haber aprovechado para otro año.