Frutas que cosechan sonrisas en los vestuarios del Épila

Por cada partido que se disputa en el campo de fútbol del Épila, locales y visitantes reciben en el descanso una saludable recompensa: una pieza de fruta ecológica de Valdejalón que corre a cuenta de los propios fruticultores de la zona.

La iniciativa parte de José Luis Barraqueta, un fruticultor jubilado de 68 años, que puso en marcha esta iniciativa la temporada pasada con un doble objetivo: fomentar el consumo de fruta asociado al deporte y poner en valor la calidad nutricional del producto de la zona.

"Ponemos una bandeja de fruta ecológica en cada vestuario porque después del esfuerzo sabemos que es bueno tomar al menos una pieza, y los jugadores lo agradecen mucho. Como directivo del Épila me enorgullece, además, ver que cada equipo que nos visita se marcha con una sonrisa y te da las gracias por el detalle. Saben mejor los partidos", afirma el vicepresidente de este club de fútbol aragonés, al indicar que también a los propios árbitros y entrenadores de cada club se les da esta recompensa saludable en el descanso para que "se sienta igual todo el mundo" en el campo. Los fruticultores y pequeños propietarios de fincas de la zona son los encargados de suministrar al club las bandejas de fruta fresca que guardan en sus cámaras para que los jugadores puedan saborearlas en el descanso -o al término- de cada partido. Albaricoques, melocotones, nectarinas, peras de agua, mazanas golden... "Siempre se elige la fruta que en este momento haya de temporada", señalan.

La campaña, una iniciativa pionera en el fútbol regional, se puso en marcha la pasada temporada para "conmemorar" de alguna manera el ascenso del primer equipo a Tercera División, tras quedar en 2016 campeón del Grupo II de Regional Preferente. No obstante, aunque esta temporada 2017-2018 no la disputen en esta categoría, miembros de la directiva del Club de Fútbol Épila aseguran que se va a seguir haciendo en cada partido con la intención de sentar un precedente de alimentación saludable en el deporte regional y poner a su vez en valor la calidad de la fruta de la región.

"Pensamos que a los chavales, igual que se les inculca el deporte desde pequeñicos, se les debe concienciar de que la fruta es buena; y en este sentido, aprovechando las bondades de cada zona, deberían animarse más clubes para dar así una publicidad positiva en el campo a los fruteros de cada región", opina Barraqueta, quien ha sido fruticultor hasta su jubilación y ahora se muestra satisfecho con la respuesta que está teniendo su iniciativa como directivo del Épila. "Con el solo hecho de seguir haciéndolo me siento ya contento, porque nos felicitan muchos de los rivales y es algo cuya difusión ayuda a crear buen ambiente; pero si a la vez hago que todas esas personas que vienen al campo se inicien en comer fruta todavía mejor", dice orgulloso Barraqueta, quien planea también incorporar pronto al club la figura de un médico nutricionista que ofrezca consejo a los padres de los alevines para seguir fomentando así una nutrición saludable vinculada a este deporte.