El atletismo aragonés muestra su lado más solidario en Senegal

Una expedición de la asociación zaragozana 100 pies eventos ha organizado a finales de enero una carrera para los niños de Kabakoto y ha llevado enseres y material escolar al necesitado poblado senegalés.

Salida de la II carrera niños de África, en Kabacoto, Senegal.
Salida de la II carrera niños de África, en Kabacoto, Senegal.
100 pies eventos

Hace más de una década, Amath Deme llegó a España a través de una patera. Después de unos años en Zaragoza, el senegalés consiguió en 2008 un permiso de trabajo y pasó a ser un ciudadano legal en el país, con todos sus papeles en regla. Desde que pisó Zaragoza, el africano se relacionó con 100 pies eventos, una asociación que surge de la unión de un grupo de amigos del barrio de San José y parte del Grupo Ciempiés. Amath pasó seis años sin ver a su familia y, cuando regresó a visitarles, 100 pies eventos le entregó camisetas de las carreras que organiza como regalo para sus seres queridos y parte del poblado.

A la vuelta, después de ver las fotos y de comprobar las condiciones en las que vivía su familia, los miembros de 100 pies eventos le prometieron a Amath que un día organizarían una carrera en Kabacoto, la zona de Senegal de la que es originario, cercana a Gambia, en la región de Kaolack. El año pasado llevaron a cabo la primera edición con la participación de los niños del colegio del poblado y a finales del pasado mes de enero se celebró la segunda, que ha sido un auténtico acontecimiento en la zona. "La carrera desató tanto revuelo que incluso se tuvo que montar una carpa de autoridades y notables del poblado y regiones limítrofes. Estuvieron presentes el Imán, el jefe del pueblo, el alcalde de la región, el consejero de Deportes o el director del colegio", explica Sergio del Barrero, director de 100 pies eventos.

"El poblado tiene una población de 3.000 personas, pero es casi imposible localizarlo en Internet. Tienen luz desde hace unos meses y agua desde hace solo unos años. Los últimos 22 kilómetros de la carretera que da acceso a la zona son de tierra, lo que dificulta muchísimo las comunicaciones", relata del Barrero, que ha regresado a Zaragoza hace solo unos días. Para llegar a Kabacoto, los cuatro expedicionarios (incluido, por supuesto, Amath) emplearon una pequeña furgoneta con el material de regalo para los jóvenes estudiantes.

Para el material grande, utilizaron dos contenedores que volaron previamente en avión a Dakar, la capital del país africano. "La furgoneta, al igual que el coche del año pasado, se la entregamos a la familia de Amath para que trabajen con ella. Por ejemplo, el vehículo del año pasado se ha convertido en un taxi que ha ayudado económicamente a la familia", subraya el director de la organización zaragozana.

Los alumnos de Kabakoto reciben el material escolar. (100 pies eventos)

Para los estudiantes del colegio llevaron material escolar (lapiceros, bolígrafos, estuches, gomas de borrar, cuadernos…) y dos impresoras que consiguió Erika, atleta del 10K club Zaragoza. "La dirección del colegio nos solicitó la posibilidad de llevar impresoras, ya que están muy cerca de poder tener, por primera vez, luz en el colegio. Con ellas, su labor educativa será mucho más sencilla. Y así, gracias a Erika, pudimos llevárselas", afirma. Tampoco se olvidó la expedición aragonesa de una niña que conocieron el año pasado que perdió una pierna y a la que le habían prometido llevarle unas muletas. "Fue muy emocionante. Para nosotros, conseguir unas muletas parece algo básico, pero para ellos es carísimo", subraya del Barrero.

Respeto a la línea de meta y entrenamiento de mujeres

Y llegó el momento de la carrera, donde corrieron casi 500 niños de entre 6 y 12 años, divididos por edades y en algunas categorías también por sexo. La mayoría lo hicieron descalzos o en chancletas. Y, pese a todo, demostraron una condición física de base envidiable. "Lo más curioso fue al final, cuando tenían que cruzar la línea de meta. Su educación física allí es muy militar y no están acostumbrados a cruzar barreras. Y, para ellos, la línea de meta es como una barrera. Por eso, o no la cruzaban o la pasaban por debajo, sin romperla", describe. Al finalizar, los participantes recibieron una bolsa del corredor con diferentes enseres como, por ejemplo, un cepillo de dientes. "Ellos, encantados. Nosotros, emocionados", relata del Barrero.

Salida de la carrera de los niños de Kabatoko. (100 pies eventos)

Al margen de la carrera, la expedición aragonesa organizó un entrenamiento específico para mujeres. "Las invitadas tuvieron que pedir permiso a sus maridos, familia y religión, cambiar sus vestimentas y por un día ser protagonistas públicamente. Fueron unas diez y fue todo un acontecimiento, con la gente saliendo a las calles para ver correr a mujeres adultas", manifiesta.

La idea de 100 pies eventos es repetir todos los años en enero la carrera y seguir contribuyendo al crecimiento de una zona con escasos recursos. "Es un pueblo que vive de la agricultura. Ahora, con la llegada de la luz, empezarán a prosperar poco a poco y nosotros queremos colaborar con ellos", concluye del Barrero.

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