La última foto de Perico Fernández se realizó a las 10.00 de este  miércoles. A esa hora fueron depositadas las cenizas del excampeón mundial del peso superligero en el Pabellón de Personas Ilustres del Cementerio de Zaragoza. Fue un acto íntimo al que asistieron su familiares más cercanos y el amigo que no le ha fallado jamás.

Allí estaba Pedrito, el hijo que tanto quería. También su última compañera, Esperanza. No faltaron sus hijas, Patricia y Alexia, nacidas de anteriores relaciones de Perico. Paquito Millán, el amigo que acompañó al campeón desde la puerta del hospicio hasta sus últimas horas, también asistió a un acto repleto de cariño. Eduardo Traid, director gerente del Instituto Aragonés de Servicios Sociales, también compareció en el adiós definitivo al mito del deporte español.

Perico Fernández fue incinerado este martes. Para poder ingresar en el Pabellón de Personas Ilustres del Zaragoza, el alcalde de de la ciudad debe dar permiso por escrito. La rúbrica del primer edil de la capital aragonesa se produjo también el martes.

Ilustre fue Perico Fernández. Y no por la primera acepción de la RAE: dícese de quien tiene un origen familiar noble o distinguido. Perico es ilustre por la segunda acepción, por la meritoria de verdad: dícese de quien es conocido por haber hecho algo importante o sobresalir en alguna actividad. Ilustre fue Perico por haber puesto a toda la humanidad en fila india, por ser el gran campeón mundial de los superligeros. Justo es que descanse en el trono al que ya accedió en vida, el de los ilustres.