Cuatro aragoneses, 560 kilómetros por la montaña y un desafío de vértigo

No se consideran héroes ni creen estar hechos de otra pasta, pero cuando salen de sus trabajos, en fábricas u oficinas, se dedican a recorrer sumas increíbles de kilómetros. No son profesionales del deporte y corren por placer, pero ahora pretenden acabar seis de las pruebas más duras de Aragón en apenas cinco meses. Tres zaragozanos y un oscense, que también reside en la capital, son los cuatro intrépidos que se han apuntado al reto completo de la Challenge La Magia de los Pirineos, un desafío vertiginoso que comienza este fin de semana con un primer plato de 100 kilómetros y 4.470 metros de desnivel. Pero la Ulta Trail de Jaca solo es el comienzo, y hasta octubre tendrán que recorrer un total de 560 kilómetros con más de 32.000 metros de desnivel, el equivalente a subir cuatro veces el Everest.

Son Jorge Aramburo, Ángel Hernando, José Antonio Pinilla y Óscar Vázquez, los únicos que hasta ahora se han embarcado en esta aventura, que roza la locura para el común de los mortales. Además, otros cuatro atletas (Chema Belio, Alejandro Castarlenas, Eduardo Egea y Martín Otal) se han apuntado a cinco de las seis pruebas y todavía tienen la opción de hacer el pleno.

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De los cuatro que quieren completar el gran reto, tan solo uno lo hizo el año pasado, aunque en esa ocasión las pruebas eran cinco, pues la de Jaca debuta en la Challenge. “En la pasada edición solo tres personas conseguimos acabar todas las pruebas. No fue fácil, porque la mayoría de los que lo intentamos no somos profesionales y tenemos nuestras limitaciones. Pero si repito es porque, pese a los momentos de sufrimiento, acaba mereciendo la pena”, asegura Ángel Hernando, un zaragozano de 43 años que reside en la localidad navarra de Ablitas.

Ángel Hernando, zaragozano de 43 años, ya completó el año pasado las cinco pruebas.

Para el resto este reto es algo nuevo, pese a que todos ellos llevan unos cuantos años y varias carreras de ultradistancia en sus piernas. “Comencé a participar en este tipo de pruebas hace tres años y quería dar un paso más. Suelo hacer dos o tres carreras de este tipo al año y este reto me gustó”, asegura Aramburo, de 35 años, trabajador a turnos en una fábrica de la capital aragonesa.

Pese a que hay una clasificación general, para la mayoría el reto consiste en acabar, que no es poco. “Ni voy a ganar ni voy a quedar de los primeros. Voy con el objetivo de acabar y que me cueste lo que me cueste”, reconoce Pinilla, zaragozano de 47 años que trabaja en una empresa de neumáticos. Lo mismo opina Vázquez, un ingeniero oscense de 45 años que vive en Zaragoza: “Mi reto es terminarlas, sin tiempos ni marcas. En mi caso es un reto de autosuperación. Yo solo compito contra mí mismo”.

Jorge Aramburo, zaragozano de 35 años, es uno de los cuatro aragoneses que intentarán completar el reto.

Una de las grandes dudas de los ‘mortales’, sean corredores o no, cuando se cruzan con uno de estos ‘superhombres’, es cómo han acabado participando en pruebas de más de 100 kilómetros y qué les lleva, pese a los momentos de sufrimiento, a repetir. “Comencé por curiosidad. Cuando me enteré de la existencia de este tipo de pruebas pensé que la gente que las corría tenía que estar loca. Ahora la mayoría pensará eso de mí... Sí que es verdad que hay que tener algo de locura para empezar retos así, pero en definitiva somos gente normal a la que nos gusta correr y explorar nuestros propios límites”, explica Aramburo.

Óscar Vázquez, ingeniero de profesión y 'superhombre' en su tiempo libre.

Otros lo hicieron por motivos diferentes, aunque la motivación para seguir ha sido la misma: las pruebas de ultrafondo enganchan y cuando alguien acaba una suele querer más. “Yo comencé por motivos personales, ya que hace seis años tuve un accidente de tráfico muy grave que estuvo a punto de costarme la vida. Me dijeron que de un millón se salvaba uno y me tocó a mí. Estuve a punto de quedarme sin poder andar, así que cuando me recuperé decidí empezar a correr”, relata Hernando.

Fortaleza física… y mental

Todos reconocen que durante las pruebas hay momentos complicados, pero también están de acuerdo en que la satisfacción cuando logran su objetivo es mayor que el sufrimiento acumulado en el camino. O, al menos, cuando han pasado un par de días… “Yo cuando llego a la meta estoy casi en ‘shock’ y tardo un par de días en lograr valorar la importancia de lo que he conseguido”, confiesa Vázquez. Uno de sus compañeros de reto, Ángel Hernando, exterioriza sus sentimientos cuando acaba una de estas carreras: “El llegar a la meta es una sensación que no puede describirse. Es conseguir algo por lo que has luchado mucho”.

José Antonio Pinilla, a la derecha, durante una prueba.

Pero en este tipo de carreras, en las que las distancias son abrumadoras y los desniveles vertiginosos, la fortaleza mental es tan importante como la física. “Siempre hay momentos duros en los que el cuerpo te pide parar, y es entonces cuando tienes que estar preparado para aguantar. La mayoría de las carreras las acabas con la cabeza, no con las piernas”, analiza Pinilla. “Es un ejercicio físico y psicológico muy grande y te obliga a conocer a la perfección tanto tu cuerpo como tu mente”, completa Aramburo.

Este fin de semana se enfrentan a la primera de las pruebas, los 100 kilómetros y 4.470 metros de desnivel de la Ultra Trail de Jaca. Cuando la acaben, tras más de 20 horas corriendo y andando sin parar, ‘tan solo’ tendrán que recorrer otros 460 kilómetros y subir otros 28.348 metros para lograr su gran objetivo, el que desafía a toda lógica y que tan solo estos superhombres que niegan serlo pueden alcanzar.