REAL ZARAGOZA

Marcelino en Segunda

Con dos equipos modestísimos en su confección -los onubenses, recién ascendidos de Segunda de su propia mano- el incipiente preparador asturiano ha bordado sendas temporadas plenas de regularidad, seriedad y solvencia.

Lo más reciente en el tiempo dentro del historial de Marcelino García Toral como entrenador profesional son sus dos sonados éxitos en los banquillos del Recreativo de Huelva (temporada 2006-07) y del Racing de Santander (en la actual campaña recién finalizada, la 2007-08), ambos en Primera División. Con dos equipos modestísimos en su confección -los onubenses, recién ascendidos de Segunda de su propia mano- el incipiente preparador asturiano ha bordado sendas temporadas plenas de regularidad, seriedad y solvencia. Con el Recre, hace un año, cortejó la UEFA hasta las últimas tres jornadas para terminar 8º clasificado; y con el Racing, no solo ha estado toda la liga en la pelea por los puestos continentales, sino que al final, con su 6ª posición, ha metido a los santanderinos en la UEFA por primera vez en su historia.


Pero ahora, aquí en Zaragoza, estas dos grandes credenciales de Marcelino, siendo un gancho y una carta de presentación de notable relevancia, no son las más importantes. Más que lo que ha logrado el astur en Primera, al zaragocismo le va a aportar muchos más detalles de la capacidad aglutinadora del nuevo jefe de su vestuario el conocimiento de lo que ha hecho en su trayectoria como técnico en Segunda, hábitat en el que se va a tener que desenvolver en su gran reto al frente del Zaragoza a partir de agosto. Y la mera observación de los datos (ver cuadros adjuntos) ayuda a valorar positivamente su contratación.

Sin estrellas


Mirar el elenco de jugadores con los que contó Marcelino en las tres campañas que ejerció su labor en Segunda (dos en Gijón y una en Huelva) es observar tres equipos sin nombres llamativos, sin estrellas, plagados de trabajadores del fútbol. García Toral ha sacado petróleo, también en la categoría de plata del balompié español, de plantillas nada brillantes en su confección. Es su sino hasta hoy.


En el Sporting -su equipo de toda la vida- luchó hace cuatro años por el ascenso hasta el final de la liga y solo al final se desfondó para acabar en 5ª posición, a 6 puntos del salto a Primera. El año siguiente, mermado por las constantes lesiones y a causa de un ligero bajón en el rendimiento de varias piezas clave, terminó insulsamente en mitad de tabla. Y en Huelva, su trampolín tras decidir abandonar su hogar en busca de hallar fortuna en los banquillos, quedó campeón de Segunda y metió al Recreativo en Primera con un plantel que, en ningún modo, era favorito para tamaña gesta.

Salir del infierno 


De hecho, Marcelino no ha dirigido a jugadores especialmente emergentes posteriomente en equipos de superior categoría. De su Sporting, apenas el central Yago (luego en el Celta), el interior Pablo Álvarez (Deportivo y Rácing) y Javi Fuego (Levante) salieron camino de Primera. El resto eran auténticos especialistas en Segunda y, quien llegó como figura, como el ex atlético Biagini, fracasó bajo sus estrictas exigencias tácticas. En Huelva, fue similar. Salvo Uche (Getafe), nadie dio el salto a otro equipo de la elite y, como mucho, sigue en el Recre en su actual andadura en lo más alto.


Sus tres equipos jugaron con un 4-4-2 (idéntico al que anunció en su presentación para el Zaragoza). Con dos interiores pegados a las bandas: Pablo Álvarez (objetivo blanquillo) y Juan en Gijón; y Xavi Jiménez y Aitor Tornavaca en Huelva. Con dos medios centro de mucho trabajo y repliegue: Borreguero y Samuel (luego Javi Fuego) en el Sporting; y Barber y Viqueira (el más ofensivo de todos) en el Recre. Y siempre con un central potente como jefe de su defensa: Yago y Neru (ex del Racing) en Gijón y Mateo (ex de Osasuna) en Huelva. En punta es donde más varió el gusto: de los 'tanques' Bilic-Miguel de su primer año, pasó a los veloces Ismael-Calandria y Rosu-Uche en las campañas posteriores. ¿Se parecerá en algo a esto el Real Zaragoza de Marcelino?