REAL ZARAGOZA

Marcelino, el estratega

El técnico del Real Zaragoza insiste en el trabajo de las jugadas a balón parado, un arma secreta y efectiva que está proporcionando buenos resultados en los últimos partidos.

Advertencia: si usted no forma parte del cuerpo técnico del Alavés, continúe leyendo. Si es su entrenador José María Salmerón o alguno de sus ayudantes, continúe leyendo también. Aquí no encontrará pormenorizado en palabras ningún rasgo de la estrategia de Marcelino. No se hablará de flechas, trayectoria de balones, falsos desplazamientos y posicionamientos ofensivos. Tampoco de quién ataca el primer palo o de quién se escurre hacia el segundo. Ni siquiera de aquellos que esperan en la frontera del área -si los hay, claro- alguna pelota huérfana de disparo. O de esa jugada -si existe, claro- donde nadie pisa el área y todos esperan el balón girando sobre sí mismos como una manada de peonzas. Como ve, esta página carece de pizarras y dibujitos con colorines.


Aquí no se abundará en pistas sino en el empeño de Marcelino en dominar todos los rincones del juego. Desde los milímetros de una brizna de césped, a las bombas de potasio en combustión dentro de los músculos, pasando por el juego a balón parado. Una faceta algo inutilizada durante los últimos tiempos en el Real Zaragoza que Marcelino se está encargando de resucitar. Y con resultados.


El entrenamiento de ayer consistió exclusivamente en eso. Una vez ordenó Marcelino apagar las cámaras de televisión y de fotos, la plantilla se puso a trabajar los saques de esquina y los golpes francos escorados y frontales… En realidad, se está convirtiendo en un ejercicio habitual y en un arma secreta y efectiva. Pavón, contra el Murcia, bajó a la red un centro desde el córner de Jorge López. Y, frente al Hércules, Gabi cazó al vuelo otra pelota voladora en los confines del área. Dos goles producto de la estrategia en los dos últimos partidos no parece una mala cosecha.


Marcelino ha encontrado en la plantilla materia prima suficiente para poner en práctica su manual del estratega. Un manual que ya explotó con éxito en Santander, donde hombres como Garay, Smolarek, Colsa y Jorge López se conjugaban para sembrar el pánico desde los cielos.


En el Real Zaragoza, cuenta con un arsenal de poderosa capacidad. Solo se trata de saberlo utilizar. Pavón, Pulido o Fabián Ayala, especialmente estos dos últimos, han poblado sus trayectorias de goles de cabeza. Para los rechaces, Marcelino opera con Gabi, Generelo o Hidalgo, lanzadores violentos desde fuera. Y, ante todo, Marcelino posee un golpeador excelso en la rosca como Jorge López y otro delineante cualificado como Juan Pablo Caffa, dos especialista en el arte de centrar capaces de enviar el balón más allá del primer palo, donde en los últimos tiempos se perdían el peligro y los goles con excesiva frecuencia.


Por si acaso, que nos perdone Marcelino.