NUEVAS FORMAS DE OCIO

Los taquilleros Cristiano y Messi

Los cines Yelmo de Plaza Imperial, en Zaragoza, se convirtieron en una sucursal del Camp Nou con la retransmisión en directo del enésimo partido del siglo. Todo, en un ambiente versallesco.

El público, siguiendo la proyección
Los taquilleros Cristiano y Messi
VÍCTOR LAX

Lo de ayer en los Yelmo del centro comercial Plaza Imperial de Zaragoza fue algo así como volver a aquellos tiempos del cinematógrafo que tan inolvidablemente retrató Giuseppe Tornatore en 'Cinema Paradiso'. Fue como volver a aquellas sesiones en las que los espectadores celebraban la victoria del héroe sobre el villano, que era abucheado, o silbaban con sorna el beso de los enamorados protagonistas. Por haber, ayer hubo hasta unas mínimas y protestadas interrupciones de la señal, como cuando antaño se quemaba la película en medio del griterío del patio de butacas.

 

Y hasta aquí llegan las comparaciones nostálgicas, porque el partido del Barcelona y el Real Madrid que se ofreció en la sala de alta definición de los multicines fue un alarde de la más alta tecnología que da de sí el cine de hoy en día. Y también una muestra más de los tiempos que corren, en los que los empresarios han de buscar nuevas ideas de ocio para atraer público a las salas de cine. Habrá que ver si en un futuro Cristiano Ronaldo será más taquillero que Tom Cruise. De momento, por los comentarios del público que ayer llenó la sala de proyecciones, la propuesta tuvo una gran aceptación y muchos mostraron su intención de repetir.

Precio justo

A los amigos Jesús y Carlos, por ejemplo, les atrajo la posibilidad de ver el partido -que no se emitía en abierto- cómodamente en la butaca, con buen sonido y una buena imagen. "Los bares a las seis y media están ya llenos", dijo Jesús. A ambos, el precio (8 euros, uno más que una sesión normal de cine) les pareció justo. Jesús, por cierto, es del Barça y Carlos, del Madrid. El mismo caso que el de Luna y Pedro. Ella apoyaba al Barcelona y el corazón de él es blanco. "Hemos venido a ver qué tal, a probar. Ocho euros no está mal, lo que no me ha gustado es pagar el recargo de la compra en Internet".

 

Óscar, un entregado hincha del Madrid, dijo riendo: "Me iba a traer un bocata pensando que iba al estadio". Efectivamente, la calidad de la imagen y del sonido es una de las remarcables bazas del fútbol en el cine. La imagen llegó al público sin narrador (opción sobre la que hubo división de opiniones), con lo que el sonido ambiente, tanto el procedente de las gradas como el de los jugadores, llegaba al público espectacularmente nítido. Y, por cierto, Óscar podía haberse llevado el bocata. A la sala se pudo entrar bebidas (incluida cerveza) y comida. Eso sí, todo en recipientes de papel. Un par de guardias de seguridad situados al pie de la primera fila se encargaron de mantener el orden, aunque no hizo falta.

Mantener las formas

El ambiente, por lo menos hasta la llegada del único gol, el que marcó Ibrahimovic en la segunda parte, fue más que pacífico, casi versallesco. Joaquín y Arturo, padre e hijo, lo aplaudían: "Hay que mantener las formas". Madridistas y seguidores del Barça ataviados con camisetas y bufandas se entremezclaron en el patio de butacas sin que surgiese la menor chispa agresiva. El público fue muy variopinto - había pandillas de amigos, parejas de novios, familias enteras con niños pequeños-, y muy parejo en cuanto a seguidores del Madrid y del Barcelona. Eso sí, la paridad se rompía en cuestión de géneros con victoria aplastante del masculino.

 

Ya lo dijo Aute, que toda la vida es cine... hasta el fútbol.