REAL ZARAGOZA

Los recuperados del Vasco

A Nico Bertolo y a José Edmilson se les abren nuevos horizontes con Javier Aguirre. Ambos pueden tomar otro papel. En principio, hoy serán titulares ante el Getafe, una declaración de intenciones.

Falta de motivación, algún kilo de más, frialdad, un grado de implicación insuficiente.... Sobre la figura de José Edmilson han flotado algunos de estos enemigos en los últimos meses, bajo el mando declinante de José Aurelio Gay. Hoy, sin embargo, el brasileño está libre de cualquier carga, sea de este tipo o de cualquier otra naturaleza.

En el principio del gobierno de Javier Aguirre, Edmilson cuenta de nuevo con campo abierto, para que vuelva a ser un futbolista de rango, con mando dentro del terreno de juego por más que haya sufrido la erosión del paso del tiempo o su veteranía no le dé para aportar todas las prestaciones que lo elevaron a la cumbre del fútbol mundial. "Tengo a Gabi y Edmilson, gente con jerarquía en el fútbol nacional e internacional", declara Aguirre.

El Vasco ve en Edmilson un campeón del mundo puesto en sus manos, no un dato estadístico o una antigua leyenda de gloria y triunfo. Camino de cumplir los 35 años, el brasileño rara vez se verá sometido a peticiones relevantes de resistencia, velocidad o despliegue. Aguirre quiere de él otra cosa. Le pedirá equilibrio táctico, una primera salida aseada del balón, el principio de una voluntad constructiva, poso, serenidad, tranquilidad, saber estar y lecturas adecuadas del ritmo y de los partidos. Nadie en la plantilla del Real Zaragoza ha vivido de modo tan directo y con tanta presión o exigencia como Edmilson estos parámetros del balompié.

Gerhard Poschner, el ex director general, el autor de la anterior revolución de invierno, ya entendió en su día que merecía la pena arrancar a Edmilson de su retiro brasileño. Javier Aguirre parece discurrir por parecidos caminos. El centrocampista brasileño está predestinado a salir del baúl de los trastos viejos en el que estaba metido, para, recuperado para la causa, desempeñar un papel de primer orden en los sistemas de juego que pretende apadrinar Aguirre.

Acaso el paralelismo más cercano haya que buscarlo con los desempeños que afrontó Márquez en la selección de México durante el pasado Mundial de Sudáfrica 2010. El ex jugador del Barcelona -igual que Edmilson- se movió por delante de una línea de cuatro defensas cuando le correspondió y se introdujo entre los centrales cuando lo demandaron las circunstancias o lo creyó conveniente Aguirre. "El sistema -ha confesado el técnico mexicano- será parecido al que empleé en Mexico. Nos centraremos en la pelota. Sé que aquí gusta jugar al fútbol".

También puede ir despojándose de la melancolía el argentino Nicolás Bertolo. Ya no es hora para él, asimismo, de preguntarse a cerca de qué elementos le condujeron a un segundo plano. El peso de esa mochila bien puede lanzarlo por un acantilado. Cae en su poder otra hoja en blanco, para que la escriba con su fútbol, por la banda, tanto si le corresponde profundizar por la izquierda o a pierna cambiada. De entrada, una de las alas del equipo parece suya. No es una cuestión menor, en absoluto. Para Aguirre los flancos son a veces tan importantes como el centro. Acaso en determinados momentos adquieran mayor relevancia. El mexicano siempre ha escogido con cuidado los hombres que entran por los costados o desde los costados. Si el sudamericano no falla en la nueva oportunidad que se le entrega, dispondrá de los resortes necesarios para cumplir su sueño de futbolista: triunfar en Europa.

No son, no obstante, Edmilson y Bertolo los únicos elegidos para el camino de la recuperación. El Vasco piensa, de igual manera, en una versión elevada de Ángel Lafita, en la hasta aquí desestimada aportación de Javier Paredes o en la adecuada relación de Sinama Pongolle con el marco contrario, con el gol, una de las deficiencias más evidentes del Real Zaragoza en la trayectoria cubierta hasta este punto de la Liga.